Más co sas les o í por mis o í dos
que un po co de su len gua ya en ten dí a
Gri ta ban da ban vo ces a la ri dos
con su gri ta la tie rra es tre me cí a
Cual in dio la per ne ta cual fin gi dos
mo ti nes y a de ma nes cual ha cí a
que ca e en tie rra tris te y des ma ya do
y en un pun to ve reis le le van ta do
Lla ma ban con las man tas que tra í an
ce ñi das a los cuer pos no ce san do
de dar vo ces di cien do que que rí an
po ner se nue vos nom bres pe le an do
Mas vien do que los nues tros ya sa lí an
al al to se vol ví an re ti ran do
juz gan do por me jor un al to ce rro
y el sue ño co mo di cen fue del pe rro
Sa lien do al al to y sien do tras pa sa do
un po co de pan ta no que a llí es ta ba
el Ca pi tán a prie sa ha ca mi na do
los on ce de a ca ba llo que lle va ba
si guie ron con es fuer zo de no da do
la trom pa con pres te za re so na ba
en e llos San tia go San tia go
y o íd un be llo lan ce y gran es tra go
Más cosas les oí por mis oídos,
que un poco de su lengua ya entendía.
Gritaban, daban voces, alaridos,
con su grita la tierra estremecía.
Cual indio la perneta, cual fingidos
motines y ademanes, cual hacía
que cae en tierra triste y desmayado
y en un punto vereisle levantado.
Llamaban con las mantas que traían
ceñidas a los cuerpos, no cesando
de dar voces, diciendo que querían
ponerse nuevos nombres peleando.
Mas viendo que los nuestros ya salían,
al alto se volvían retirando,
juzgando por mejor un alto cerro,
y el sueño, como dicen, fue del perro.
Saliendo al alto, y siendo traspasado
un poco de pantano que allí estaba,
el Capitán a priesa ha caminado;
los once de a caballo que llevaba
siguieron con esfuerzo denodado;
la trompa con presteza resonaba
en ellos, Santiago, Santiago,
y oíd un bello lance y gran estrago.
Mas cosas les oí por mis oidos,
Que un poco de su lengua ya entendia,
Gritaban, daban voces, alaridos,
Con su grita la tierra estremecia.
Cual indio la perneta, cual fingidos
Motines y ademanes, cual hacia
Que cae en tierra triste y desmayado,
Y en un punto veréisle levantado.
Llamaban con las mantas que traian
Ceñidas a los cuerpos, no cesando
De dar voces, diciendo, que querían
Ponerse nuevos nombres peleando.
Mas viendo que los nuestros ya salían,
Al alto se volvian retirando,
Juzgando por mejor un alto cerro,
Y el sueño, como dicen, fué del perro.
Saliendo al alto, y siendo traspasado
Un poco de pantano que allí estaba,
El a priesa ha caminado;
Los once de a caballo que llevaba
Siguieron con esfuerzo denodado:
La trompa con presteza resonaba
En ellos, , ,
Y oid un bello lance y gran estrago.