Se guí an le los on ce de tal suer te
que jun tos se me tie ron y mez cla ron
en me dio el e ne mi go dan do muer te
a to dos cuan tos in dios en con tra ron
Rom pie ron u na es cua dra gran de y fuer te
en que de se te cien tos se pa sa ron
sa lie ron de o tra ban da cien fle che ros
con á ni mo ga llar do muy li ge ros
So bre és tos nues tra gen te re vol vien do
pe le a y e llos ros tro y ca ra ha cen
los o tros al so co rro muy co rrien do
a cu den mas los nues tros los des ha cen
Vol vie ron a rom per los y rom pien do
los mo zos sus de se os sa tis fa cen
que tan tos por el sue lo van ro dan do
cuan tos ca ba llo y lan za van to can do
A quí ve réis el in dio a tra ve sa do
por me dio la gar gan ta y a llí jun to
el o tro to do el cas co ba rre na do
sa lién do le los se sos lue go al pun to
Por me dio de los pe chos tras pa sa do
es ta ba Ta bo bá y ca si di fun to
y tan to de la lan za se a fe rra ba
que ya per der la Lei va i ma gi na ba
Seguíanle los once de tal suerte
que juntos se metieron y mezclaron
en medio el enemigo, dando muerte
a todos cuantos indios encontraron.
Rompieron una escuadra grande y fuerte
en que de setecientos se pasaron;
salieron de otra banda cien flecheros
con ánimo gallardo muy ligeros.
Sobre éstos nuestra gente revolviendo
pelea, y ellos rostro y cara hacen;
los otros al socorro muy corriendo
acuden, mas los nuestros los deshacen.
Volvieron a romperlos, y rompiendo
los mozos sus deseos satisfacen,
que tantos por el suelo van rodando,
cuantos caballo y lanza van tocando.
Aquí veréis el indio atravesado
por medio la garganta, y allí junto
el otro todo el casco barrenado,
saliéndole los sesos luego al punto.
Por medio de los pechos traspasado
estaba Tabobá, y casi difunto,
y tanto de la lanza se aferraba,
que ya perderla Leiva imaginaba.
Seguíanle los once de tal suerte,
Que juntos se metieron, y mezclaron
En medio el enemigo, dando muerte
A todos cuantos indios encontraron.
Rompieron una esquadra grande y fuerte,
En que de setecientos se pasaron;
Salieron de otra banda cien flecheros
Con ánimo gallardo muy lejeros.
Sobre estos nuestra gente revolviendo
Pelea, y ellos rostro y cara hacen:
Los otros al socorro muy corriendo
Acuden, mas los nuestros los deshacen.
Volvieron a romperlos, y rompiendo
Los mozos sus deseos satisfacen,
Que tantos por el suelo van rodando,
Cuantos caballo y lanza van tocando.
Aquí vereis el indio atravesado
Por medio la garganta, y allí junto
El otro todo el casco barrenado,
Saliéndole los sesos luego al punto.
Por medio de los pechos traspasado
Estaba , y casi difunto,
Y tanto de la lanza se aferraba,
Que ya perderla imaginaba.