El ca pi tán Ga ray con sus sol da dos
ca mi na a la A sump ción con mu cha pri sa
El ca pi tán Rui Dí az bien car ga dos
los su yos de co mi da y de la pre sa
que fue ron cua tro in dios se ña la dos
y en tre e llos de Ca yú un hi jo a tra vie sa
a don de es tá el re al y en bre ve a lle ga
y la co mi da y pre sa to da en tre ga
La na ve viz ca í na se me a que ja
que de e lla no me a cuer do es tá plan ta da
a llá en un a re nal a do la de ja
Juan Or tiz de gen te mal po bla da
Pa ré ce me que que da co mo o ve ja
a lo bos des ham bri dos en tre ga da
de cuan do en cuan do van a vi si tar la
mas la gen te se te me de guar dar la
Y no quie ro cul par les pues que tie ne
cual quie ra a cá do es ta mos so bre sal to
pen san do ca da cual que le con vie ne
ro gar a nues tro Dios que de lo al to
en ví e su so co rro que si vie ne
a dar el e ne mi go al gún a sal to
sin du da pe re ce mos por que va na
la guar da es sin la guar da so be ra na
El capitán Garay con sus soldados
camina a la Asumpción con mucha prisa.
El capitán Rui Díaz (bien cargados
los suyos de comida y de la presa,
que fueron cuatro indios señalados,
y entre ellos de Cayú un hijo) atraviesa
a donde está el real, y en breve allega,
y la comida y presa toda entrega.
La nave vizcaína se me aqueja
que de ella no me acuerdo; está plantada
allá en un arenal, a do la deja
Juan Ortiz de gente mal poblada.
Paréceme que queda como oveja
a lobos deshambridos entregada;
de cuando en cuando van a visitarla,
mas la gente se teme de guardarla.
Y no quiero culparles, pues que tiene
cualquiera, acá do estamos, sobresalto,
pensando cada cual que le conviene
rogar a nuestro Dios que de lo alto
envíe su socorro, que si viene
a dar el enemigo algún asalto,
sin duda perecemos, porque vana
la guarda es sin la guarda soberana.
El capitan con sus soldados
Camina a la Asumpcion con mucha priesa;
El capitan , (bien cargados
Los suyos de comida y de la presa,
Que fueron cuatro indios señalados,
Y entre ellos de un hijo), atraviesa
A donde esta el real, y en breve allega,
Y la comida y presa toda entrega.
La nave vizcayna se me aqueja,
Que de ella no me acuerdo: esta plantada
Allá en un arenal, a do la deja
, de gente mal poblada.
Pareceme que queda como oveja
A lobos desambridos entregada:
De cuando en cuando van a visitarla,
Mas la gente se teme de guardarla.
Y no quiero culparles, pues que tiene
Cualquiera, acá dó estamos, sobresalto,
Pensando cada cual que le conviene
Rogar a nuestro Dios, que de lo alto
Envie su socorro: que si viene
A dar el enemigo algun asalto,
Sin duda perecemos, porque vana
La guarda es sin la guarda soberana.