Me tio se Juan Or tiz en su na ví o
a don de su ha cien da es tá guar da da
no cu ra de ha cer ya más buhí o
que la za bra la tie ne por mo ra da
La guar da se le ha ce jun to al rí o
la gen te por el cam po es tá po bla da
en sus cho zas de pa ja sin a bri go
con no po co te mor del e ne mi go
Al ar ma un dí a se to ca al bo ro ta dos
a to dos los ve réis por que a so ma ban
el pi lo to ma yor y los sol da dos
que la na ve sin guar da la de ja ban
A to dos los ve réis a me dren ta dos
las da mas y don ce llas la men ta ban
los hom bres des ma ya dos sus pi ran do
an da ban por la pla za di va gan do
Lle gó pues es ta gen te que guar da ba
la na ve viz ca í na y en lle gan do
al pi lo to u nos gri llos lue go e cha ba
el Juan Or tiz la co sa e xa ge ran do
El pre so su ve ni da dis cul pa ba
el mie do por ex cu sa pre sen tan do
di cien do que en la na ve a la ven tu ra
es ta ba y be ne fi cio de na tu ra
Metiose Juan Ortiz en su navío,
adonde su hacienda está guardada;
no cura de hacer ya más buhío,
que la zabra la tiene por morada.
La guarda se le hace junto al río,
la gente por el campo está poblada
en sus chozas de paja, sin abrigo,
con no poco temor del enemigo.
Al arma un día se toca, alborotados
a todos los veréis, porque asomaban
el piloto mayor y los soldados,
que la nave sin guarda la dejaban.
A todos los veréis amedrentados,
las damas y doncellas lamentaban,
los hombres desmayados, suspirando
andaban por la plaza divagando.
Llegó, pues, esta gente que guardaba
la nave vizcaína, y en llegando
al piloto unos grillos luego echaba
el Juan Ortiz, la cosa exagerando.
El preso su venida disculpaba,
el miedo por excusa presentando,
diciendo que en la nave a la ventura
estaba, y beneficio de natura.
Metióse en su navio,
Adonde su hacienda esta guardada;
No cura de hacer ya mas buhio,
Que la zabra la tiene por morada.
La guarda se le hace junto al rio,
La gente por el campo está poblada
En sus chozas de paja, sin abrigo,
Con no poco temor del enemigo.
Al arma un dia se toca: alborotados
A todos los vereis, porque asomaban
El piloto mayor y los soldados,
Que la nave sin guarda la dejaban.
A todos los vereis amedrentados,
Las damas y doncellas lamentaban,
Los hombres desmayados, suspirando
Andaban por la plaza divagando.
Llegó, pues, esta gente que guardaba
La nave vizcaina, y en llegando
Al piloto unos grillos luego echaba
El la cosa exagerando.
El preso su venida disculpaba,
El miedo por escusa presentando,
Diciendo: que en la nave a la ventura
Estaba, y beneficio de natura.