Es jus to dés te que de gran me mo ria
que su fin lo me re ce las ti mo so
y pues lle vó la pal ma de vic to ria
go zo so le nom bre mos y di cho so
Yo es pe ro nues tro Dios le dio la glo ria
que yo le co no cí por vir tuo so
y o íd me a ques ta gran de ma ra vi lla
que más me mue ve a en vi dia que a man ci lla
Sa cá ron le los in dios del po bla do
en un pan ta no gran de a ne ga di zo
y en un pa lo le po nen a ma rra do
y fle chas dan en él co mo gra ni zo
Que dó en bre ve tiem po tan cua ja do
cual ve mos el pe lle jo del e ri zo
de sus a gu das puas tal es ta ba
y con es fuer zo gran de a sí ha bla ba
E ter no Dios el al ma te en co mien do
que el cuer po mi se ra ble que pa de ce
aun que es tá es te tor men to pa de cien do
ma yor por mis pe ca dos él me re ce
Es tan do es tas pa la bras él di cien do
el bár ba ro cruel más se em bra ve ce
y Cha va rrí a en Cris to con tem plan do
el Mi se re re mei es tá can tan do
Es justo déste quede gran memoria,
que su fin lo merece lastimoso,
y pues llevó la palma de victoria,
gozoso le nombremos y dichoso.
Yo espero nuestro Dios le dio la gloria,
que yo le conocí por virtuoso,
y oídme aquesta grande maravilla,
que más me mueve a envidia que a mancilla.
Sacáronle los indios del poblado
en un pantano grande anegadizo,
y en un palo le ponen amarrado,
y flechas dan en él como granizo.
Quedó en breve tiempo tan cuajado
cual vemos el pellejo del erizo
de sus agudas puas, tal estaba,
y con esfuerzo grande así hablaba.
"Eterno Dios, el alma te encomiendo,
que el cuerpo miserable que padece
(aunque está este tormento padeciendo),
mayor por mis pecados él merece".
Estando estas palabras él diciendo,
el bárbaro cruel más se embravece,
y Chavarría en Cristo contemplando
el Miserere mei está cantando.
Es justo deste quede gran memoria,
Que su fin lo merece lastimoso,
Y pues llevo la palma de victoria,
Gozoso le nombremos y dichoso.
Yo espero nuestro Dios le dió la gloria,
Que yo le conoci por virtuoso,
Y oidme aquesta grande maravilla,
Que mas me mueve a envidia que a mancilla.
Sacaronle los indios del poblado
En un pantano grande anegadizo,
Y en un palo le ponen amarrado,
Y flechas dan en él como granizo.
Quedó en breve tiempo tan cuajado,
Cual vemos el pellejo del herizo
De sus agudas puas, tal estaba,
Y con esfuerzo grande asi hablaba.
Eterno Dios, el alma te encomiendo,
Que el cuerpo miserable que padece,
(Aunque está este tormento padeciendo)
Mayor por mis pecados él merece.
Estando estas palabras él diciendo,
El bárbaro cruel mas se embravece,
Y en Cristo contemplando,
El _Miserere mei_ está cantando.