Es ta ban sin los di chos más cau ti vos
que a si mis mo ma ta ron es tos pe rros
em pa lan do y fle chán do los a ún vi vos
y tam bién des ga rrán do los con hie rros
y por mos trar se cru dos y no ci vos
en vi da a mu chos me ten en en tie rros
a do mue ren de ham bre cru da pe rra
y vi vos se pul ta dos so la tie rra
A quí quie ro no que de por ol vi do
un ca so que me vie ne a la me mo ria
Del gran de Pa triar ca en ri que ci do
de bie nes du ra de ros en la glo ria
se rá fi co Fran cis co ha me re ci do
un hi jo su yo pal ma de vic to ria
en tiem po de don Pe dro le ma ta ron
y el ca so de es ta suer te me con ta ron
Es tan do es te ben di to re li gio so
hin ca do de ro di llas en el sue lo
con gran de de vo ción el en vi dio so
A gaz ti ra no in dio sin re ce lo
le fle cha mas al pun to un lu mi no so
nu bla do des cen der se ve del cie lo
y en él su bir a to dos pa re cí a
u na don ce lla be lla en de ma sí a
Estaban, sin los dichos, más cautivos
que asimismo mataron estos perros,
empalando y flechándolos aún vivos,
y también desgarrándolos con hierros,
y por mostrarse crudos y nocivos
en vida a muchos meten en entierros,
a do mueren de hambre, cruda, perra,
y vivos sepultados so la tierra.
Aquí quiero no quede por olvido
un caso que me viene a la memoria.
Del grande Patriarca enriquecido
de bienes duraderos en la gloria,
seráfico Francisco ha merecido
un hijo suyo palma de victoria,
en tiempo de don Pedro le mataron,
y el caso de esta suerte me contaron.
Estando este bendito religioso
hincado de rodillas en el suelo
con grande devoción, el envidioso
Agaz, tirano indio, sin recelo
le flecha, mas al punto un luminoso
nublado descender se ve del cielo,
y en él subir a todos parecía
una doncella, bella en demasía.
Estaban, sin los dichos, mas cautivos,
Que asimismo mataron estos perros,
Empalando y flechandolos aun vivos,
Y tambien desgarrándolos con hierros;
Y por mostrarse crudos y nocivos,
En vida a muchos meten en entierros,
A dó mueren de hambre, cruda, perra,
Y vivos sepultados só la tierra.
Aquí quiero no quede por olvido
Un caso que me viene a la memoria.
Del grande Patriarca enriquecido
De bienes duraderos en la gloria,
ha merecido
Un hijo suyo palma de victoria,
En tiempo de le mataron,
Y el caso de esta suerte me contaron.
Estando este bendito religioso
Hincado de rodillas en el suelo
Con grande devocion, el envidioso
, tirano indio, sin recelo
Le flecha: mas al punto un luminoso
Nublado descender se vé del cielo,
Y en el subir a todos parecia
Una doncella, bella en demasia.