Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

Los in dios con a ques to se es pan ta ron

de suer te que a él con o tros com pa ñe ros

que ha an muer to a to dos en te rra ron

llo ran do por que fue ron car ni ce ros

de a quel ben di to frai le que ma ta ron

Y es tán en su te mor hoy tan en te ros

los des cen dien tes de e llos que re ce lo

tie nen que les ven ga fue go del Cie lo

A nues tra his to ria pues dan do la vuel ta

Ca de su hi jue lo de se o so

tras el Ga ray se fue que a ve la suel ta

el o a rri ba i ba sin re po so

Y cuen ta mo al hi jo no le suel ta

el Juan Or tiz y de le llo ro so

que le es cri ba u na car ta en que le rue gue

que su que ri do hi jo se le en tre gue

Es Ya man en a ques to el tru ja man te

que es pri mo del Ca muy con fia do

es por que po nién do se de lan te

de nues tro Juan Or tiz A de lan ta do

ha con su sa ber y buen sem blan te

que que de Juan Or tiz bien en ga ña do

Mas u no pien sa el ba yo a llá en Cas ti lla

se di ce y o tro es el que le en si lla

Los indios con aquesto se espantaron,

de suerte que a él con otros compañeros

que habían muerto a todos enterraron,

llorando porque fueron carniceros

de aquel bendito fraile que mataron.

Y están en su temor hoy tan enteros

los descendientes de ellos, que recelo

tienen que les venga fuego del Cielo.

A nuestra historia, pues, dando la vuelta,

Cayú de su hijuelo deseoso

tras el Garay se fue, que a vela suelta

el río arriba iba sin reposo.

Y cuenta cómo al hijo no le suelta

el Juan Ortiz, y pídele lloroso

que le escriba una carta, en que le ruegue

que su querido hijo se le entregue.

Es Yamandú en aquesto el trujamante,

que es primo del Cayú; muy confiado

está, porque poniéndose delante

de nuestro Juan Ortiz, Adelantado,

hará con su saber y buen semblante

que quede Juan Ortiz bien engañado.

Mas uno piensa el bayo (allá en Castilla

se dice) y otro es el que le ensilla.

Los indios con aquesto se espantaron

De suerte, que a el con otros compañeros

Que habian muerto, a todos enterraron,

Llorando porque fueron carniceros

De aquel bendito fraile que mataron.

Y estan en su temor hoy tan enteros

Los descendientes de ellos, que recelo

Tienen que les venga fuego del Cielo.

A nuestra historia, pues, dando la vuelta,

de su hijuelo deseoso,

Tras el se fué, que a vela suelta

El rio arriba iba sin reposo:

Y cuenta como al hijo no le suelta

El , y pidele lloroso

Que le escriba una carta, en que le ruegue

Que su querido hijo se le entregue.

Es en aquesto el trujamante,

Que es primo del ; muy confiado

Está, porque poniéndose delante

De nuestro , Adelantado,

Hara con su saber y buen semblante,

Que quede bien engañado:

Mas uno piensa el bayo (allá en Castilla

Se dice) y otro es él que le ensilla.

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2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0