Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

El nues tro Pa nia gua pla cen ti no

con gen te muy lus tro sa y muy lu ci da

con á ni mo de fuer te pa la di no

co men co mo di je su par ti da

Y tan pu jan te fue que de ca mi no

la tie rra a su dic ción que ren di da

Don Die go de es pe rar le ya can sa do

a San ta Cruz en fer mo se ha tor na do

De ma nos y de pies Dios le ha tu lli do

que es lás ti ma de ver al ca ba lle ro

que aun o bras na tu ra les no ha po di do

sin a yu da ha cer de o tro ter ce ro

A San ta Cruz de vuel ta ya ve ni do

de don Ga briel le vie ne un men sa je ro

con car tas del Vi rrey y pro me ti das

del pro pio y mez y Á vi la las vi das

Lle gan do don Ga briel a a ques te pues to

que las hor cas de Cha ves es lla ma do

ha lló mo don Die go con el res to

de su gen te ya ha a ca mi na do

Las car tas des pa chan do muy de pres to

con los su yos se que da a llí a lo ja do

que a de lan te pa sar no se po a

que la tie rra de a guas se cu brí a

El nuestro Paniagua placentino

con gente muy lustrosa y muy lucida,

con ánimo de fuerte paladino,

comenzó, como dije, su partida.

Y tan pujante fue, que de camino

la tierra a su dicción quedó rendida.

Don Diego de esperarle ya cansado,

a Santa Cruz enfermo se ha tornado.

De manos y de pies Dios le ha tullido

que es lástima de ver al caballero,

que aun obras naturales no ha podido

sin ayuda hacer de otro tercero.

A Santa Cruz de vuelta ya venido,

de don Gabriel le viene un mensajero

con cartas del Virrey, y prometidas

del propio y Gómez y Ávila las vidas.

Llegando don Gabriel a aqueste puesto

que las horcas de Chaves es llamado,

halló cómo don Diego con el resto

de su gente ya había caminado.

Las cartas despachando muy de presto,

con los suyos se queda allí alojado,

que adelante pasar no se podía,

que la tierra de aguas se cubría.

El nuestro placentino,

Con gente muy lustrosa y muy lucida,

Con ánimo de fuerte paladino

Comenzó, como dije, su partida.

Y tan pujante fué, que de camino

La tierra a su diccion quedó rendida.

de esperarle ya cansado,

A Santa Cruz, enfermo, se ha tornado.

De manos y de pies Dios le ha tullido;

Que es lástima de ver al caballero,

Que aun obras naturales no ha podido

Sin ayuda hacer de otro tercero.

A Santa Cruz de vuelta ya venido,

De le viene un mensagero

Con cartas del Virrey, y prometidas

Del propio, y y las vidas.

Llegando a aqueste puesto,

Que las horcas de es llamado,

Halló como con el resto

De su gente ya habia caminado.

Las cartas despachando muy de presto,

Con los suyos se queda allí alojado,

Que adelante pasar no se podia,

Que la tierra de aguas se cubria.

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2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0