De a quí por su man da do a prie sa fue ron
tres hom bres con des pa chos y re ca dos
a Tu cu mán do en bre ve se pu sie ron
que en el ca mi no es ta ban bien cur sa dos
Con es to en Tu cu mán pres to tu vie ron
no ti cia de don Die go y de sus ha dos
Al Pa ra guay tam bién la nue va vie ne
al tiem po que ve lar se le con vie ne
En tal tér mi no y pun to es tá la co sa
que si don Die go a ca so a llá ba ja ra
ha lla ra nues tra gen te de se o sa
de cual quie ra re vuel ta y se hol ga ra
Mas qui so con su ma no po de ro sa
el Al to re me diar que si la al za ra
el Ar gen ti no to do se per die ra
y en a prie to al Pe rú to do pu sie ra
Al gu na vez o í a mis o í dos
que don Die go ve ní a le van ta do
y vi que se hol ga ban los na ci dos
en la tie rra del ca so re la ta do
Los pe chos de és tos fue ron co no ci dos
cuan do des pués se hu bie ron re be la do
en San ta Fe en a quel le van ta mien to
de que yo en su lu gar la ver dad cuen to
De aquí por su mandado a priesa fueron
tres hombres con despachos y recados
a Tucumán, do en breve se pusieron,
que en el camino estaban bien cursados.
Con esto en Tucumán presto tuvieron
noticia de don Diego y de sus hados.
Al Paraguay también la nueva viene
al tiempo que velarse le conviene.
En tal término y punto está la cosa
que, si don Diego acaso allá bajara,
hallara nuestra gente deseosa
de cualquiera revuelta y se holgara.
Mas quiso con su mano poderosa
el Alto remediar, que si la alzara
el Argentino todo se perdiera
y en aprieto al Perú todo pusiera.
Alguna vez oí a mis oídos
que don Diego venía levantado,
y vi que se holgaban los nacidos
en la tierra del caso relatado.
Los pechos de éstos fueron conocidos
cuando después se hubieron rebelado
en Santa Fe, en aquel levantamiento
de que yo en su lugar la verdad cuento.
De aquí por su mandado a priesa fueron
Tres hombres con despachos y recados
A Tucuman, dó en breve se pusieron,
Que en el camino estaban bien cursados.
Con esto en Tucuman presto tuvieron
Noticia de y de sus hados.
Al Paraguay tambien la nueva viene
Al tiempo que velarse le conviene.
En tal término y punto está la cosa,
Que si a caso allá bajára,
Hallára nuestra gente deseosa
De cualquiera revuelta y se holgára.
Mas quiso con su mano poderosa
El Alto remediar; que si la alzára,
El Argentino todo se perdiera
Y en aprieto al Perú todo pusiera.
Alguna vez oí a mis oídos,
Que venia levantado,
Y ví que se holgaban los nacidos
En la tierra del caso relatado.
Los pechos de estos fueron conocidos
Cuando despues se hubieron rebelado
En Santa-Fé, en aquel levantamiento,
De que yo en su lugar la verdad cuento.