A quí que dan can sa dos los car ne ros
a llí des ma ya ya y mue re el ca ba llo
de se an mu chos hom bres ver se en cue ros
el ha to de jan ya por no lle va llo
A los Char cas sa lie ron men sa je ros
Qui ño nes se da prie sa que en con tra llo
al Vi rrey con so co rro de ter mi na
en el a sien to y pue blo de To mi na
Ma ru ca re en a ques to muy fu rio so
hu yen do de su a sien to y de su ca sa
por que en que mar la na die es té go zo so
él pro pio la ha de ja do he cha u na bra sa
Con Ta bo bá el va lien te y ar di do so
sus mu je res y chus ma pres to pa sa
de a llí y tan a den tro se ha me ti do
que no po drá ja más ser o fen di do
El buen ca pi tán Zá ra te ba jan do
en bus ca del a sien to Con du ri llo
con tan gran de tra ba jo a tra ve san do
la tie rra que te mor me da es cri bi llo
los dí as y las no ches ca mi nan do
al fin el in dio hu bo de sen ti llo
Y aun que de so bre sal to los co gie ron
las mu je res e hi jos es con die ron
Aquí quedan cansados los carneros,
allí desmaya ya y muere el caballo,
desean muchos hombres verse en cueros,
el hato dejan ya por no llevallo.
A los Charcas salieron mensajeros,
Quiñones se da priesa, que encontrallo
al Virrey con socorro determina
en el asiento y pueblo de Tomina.
Marucare en aquesto muy furioso,
huyendo de su asiento y de su casa,
porque en quemarla nadie esté gozoso,
él propio la ha dejado hecha una brasa.
Con Tabobá el valiente y ardidoso,
sus mujeres y chusma presto pasa
de allí, y tan adentro se ha metido
que no podrá jamás ser ofendido.
El buen capitán Zárate bajando
en busca del asiento Condurillo,
con tan grande trabajo atravesando
la tierra, que temor me da escribillo,
los días y las noches caminando,
al fin el indio hubo de sentillo.
Y aunque de sobresalto los cogieron,
las mujeres e hijos escondieron.
Aquí quedan cansados los carneros,
Allí desmaya ya y muere el caballo,
Desean muchos hombres verse en cueros
El hato dejan ya por no llevallo.
A los Charcas salieron mensageros,
se dá priesa, que encontrallo
Al con socorro determina
En el asiento y pueblo de Tomina.
Marucare en aquesto muy furioso,
Huyendo de su asiento y de su casa,
Porque en quemarla nadie esté gozoso,
El propio la ha dejado hecha una brasa.
Con Taboba el valiente y ardidoso,
Sus mugeres y chusma presto pasa
De allí, y tan adentro se ha metido,
Que no podrá jamas ser ofendido.
El buen capitan bajando
En busca del asiento Condurillo,
Con tan grande trabajo atravesando
La tierra, qué temor me dá escribillo,
Los dias y las noches caminando,
Al fin el indio hubo de sentillo;
Y aunque de sobresalto los cogieron,
La mugeres é hijos escondieron.