Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

Si lo i ma gi nar un sen ten cia do

que ha a de mo rir al o tro a

le hi zo que el ca be llo se a tor na do

de ne gro blan co lue go en ca ne a

quien se vi do en la es ca la le van ta do

y al ver du go que e char le ya que a

di re mos que ha pro ba do el tra go fuer te

de la des co mu nal y cru da muer te

Oh muer te cuán a mar ga es tu me mo ria

Al hom bre que en sus va rios bie nes a

de re yes y no re yes has vic to ria

De no che nos com ba tes y de a

en es ta vi da tris te tran si to ria

que al tiem po más flo ri do se des a

Ha a mos de te ner te por es pe jo

Por re gla por me di da y por con se jo

A quel san to con se jo ce le bra do

que di ce del mo rir nos a cor de mos

en to das nues tras o bras bien no ta do

se gu ro que in a e ter num no pe que mos

en nues tro cris tia nis mo con sa gra do

cre í do y aun sa bi do bien te ne mos

que a ta ja la me mo ria del tor men to

y muer te y glo ria al ma lo pen sa mien to

Si sólo imaginar un sentenciado

que había de morir al otro día,

le hizo que el cabello sea tornado

de negro, blanco, luego encanecía,

quien se vido en la escala levantado,

y al verdugo que echarle ya quería,

diremos que ha probado el trago fuerte

de la descomunal y cruda muerte.

¡Oh muerte, cuán amarga es tu memoria!

Al hombre que en sus varios bienes fía,

de reyes y no reyes has victoria.

De noche nos combates y de día

en esta vida triste transitoria,

que al tiempo más florido se desvía.

Habíamos de tenerte por espejo,

Por regla, por medida y por consejo.

Aquel santo consejo celebrado

que dice del morir nos acordemos

en todas nuestras obras bien notado,

seguro que in aeternum no pequemos,

en nuestro cristianismo consagrado,

creído, y aun sabido bien tenemos,

que ataja la memoria del tormento

y muerte, y gloria al malo pensamiento.

Si solo imaginar un sentenciado

Que habia de morir al otro dia,

Le hizo que el cabello sea tornado

De negro, blanco, luego encanecia:

Quien se vido en la escala levantado,

Y al verdugo que echarle ya queria,

Diremos que ha probado el trago fuerte

De la descomunal y cruda muerte.

¡O muerte, cuan amarga es tu memoria!

Al hombre que en sus varios bienes fia,

De Reyes, y no Reyes has victoria.

De noche nos combates y de dia,

En esta vida triste transitoria,

Que al tiempo mas florido se desvia.

Habiamos de tenerte por espejo,

Por regla, por medida, y por consejo.

Aquel santo consejo celebrado,

Que dice, del morir nos acordemos

En todas nuestras obras bien notado,

Seguro que _in æternum_ no pequemos,

En nuestro cristianismo consagrado,

Creido, y aun sabido bien tenemos,

Que ataja la memoria del tormento

Y muerte, y gloria al malo pensamiento.

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2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0