Ju lio So li no cuen ta u na cos tum bre
de a que llos hi per bó re os tan nom bra dos
em pe ro és tos ca re cen de la lum bre
de Fe a qués tos di ce que can sa dos
de vi vir y te nien do pe sa dum bre
de ver tar dar la muer te muy un ta dos
con cier ta un ción ha bien do bien co mi do
pe can do a sí se dan fin do lo ri do
En To ma ha vi vi de u na ex tra ñe za
que es dig na de con tar se de ca mi no
en un pan ta no gran de de lla ne za
de tie rra es tá tem plan do de con ti no
a do lle gan do pe rros sin pe re za
bai lan do co mo re cio tor be lli no
se a rro jan en la fuen te do se cue cen
y vi vos con su bai le a llí pe re cen
Pa re ce que el mo rir les da con ten to
y a sí mues tran que rer a que lla muer te
y ve mos fre cuen tar se a quel a sien to
de pe rros y mo rir de a que lla suer te
Yo vi de a ques to pro pio que a quí cuen to
que por juz gar el ca so yo por fuer te
a ver lo fui y los pe rros que a llá fue ron
bai lan do vi en la fuen te pe re cie ron
Julio Solino cuenta una costumbre
de aquellos hiperbóreos tan nombrados,
empero éstos carecen de la lumbre
de Fe; aquéstos, dice, que cansados
de vivir, y teniendo pesadumbre
de ver tardar la muerte, muy untados
con cierta unción, habiendo bien comido,
pecando así, se dan fin dolorido.
En Tomahavi vide una extrañeza
que es digna de contarse de camino:
en un pantano grande de llaneza
de tierra, está templando de contino,
a do llegando perros, sin pereza
bailando como recio torbellino,
se arrojan en la fuente do se cuecen,
y vivos con su baile allí perecen.
Parece que el morir les da contento,
y así muestran querer aquella muerte,
y vemos frecuentarse aquel asiento
de perros, y morir de aquella suerte.
Yo vide aquesto propio que aquí cuento,
que por juzgar el caso yo por fuerte,
a verlo fui, y los perros que allá fueron,
bailando vi en la fuente perecieron.
Julio Solino cuenta una costumbre
De aquellos hiperbóreos tan nombrados;
Empero estos carecen de la lumbre
De Fé: aquestos, dice, que cansados
De vivir, y teniendo pesadumbre
De ver tardar la muerte, muy untados
Con cierta uncion, habiendo bien comido,
Pecando así, se dan fin dolorido.
En Tomahavi vide una estrañeza,
Que es digna de contarse de camino:
En un pantano grande de llaneza
De tierra, está temblando de contino,
A do llegando perros, sin pereza
Bailando como recio torbellino,
Se arrojan en la fuente dó se cuecen,
Y vivos con su baile alli perecen.
Parece que el morir les da contento,
Y asi muestran querer aquella muerte,
Y vemos frecuentarse aquel asiento
De perros, y morir de aquella suerte.
Yo vide aquesto propio que aqui cuento,
Que por juzgar el caso yo por fuerte,
A verlo fuí, y los perros que allá fueron
Bailando ví, en la fuente perecieron.