Y a sí pro bé man ja res y gui sa dos
ja más de hom bres hu ma nos co no ci dos
A llí fue ron los mo nos ce le bra dos
por ca bri tos y más en ter ne ci dos
ti gres o sos le o nes de su sa dos
man ja res de la ham bre con ven ci dos
co mí a mos em pe ro tal me ví a
que con la ham bre pu ra no dor mí a
Vi nien do de la i gle sia u na ma ña na
que ha bí a sa cri fi cio ce le bra do
u na co ma dre mí a Ma ria na
de su pe que ña cho za me ha lla ma do
en u na is la do an tes la ti ra na
le ha bí a a su ma ri do se pul ta do
y o íd lo que me di ce muy go zo sa
aun que del he cho su yo re ce lo sa
Un so lo pe rro ha bí a en el ar ma da
de gran pre cio y va lor pa ra su due ño
Lla ma do en tró e se dí a en su po sa da
mas nun ca más sa lió de a quel em pe ño
por que e lla le ma tó de u na po rra da
al tiem po del en trar con un gran le ño
Mos trán do lo me di ce Qué ha re mos
Yo di je A sad se ño ra y co me re mos
Y así probé manjares y guisados
jamás de hombres humanos conocidos.
Allí fueron los monos celebrados
por cabritos, y más enternecidos;
tigres, osos, leones, desusados
manjares, de la hambre convencidos,
comíamos; empero tal me vía
que con la hambre pura no dormía.
Viniendo de la iglesia una mañana
que había sacrificio celebrado,
una comadre mía, Mariana,
de su pequeña choza me ha llamado,
en una isla do antes la tirana
le había a su marido sepultado,
y oíd lo que me dice muy gozosa,
aunque del hecho suyo recelosa.
Un solo perro había en el armada
de gran precio y valor para su dueño.
Llamado entró ese día en su posada,
mas nunca más salió de aquel empeño,
porque ella le mató de una porrada,
al tiempo del entrar, con un gran leño.
Mostrándolo me dice: "¿Qué haremos?".
Yo dije: "Asad, señora, y comeremos".
Y así probé manjares, y guisados
Jamas de hombres humanos conocidos.
Alli fueron los monos celebrados
Por cabritos, y mas enternecidos,
Tigres, osos, leones, desusados
Manjares, de la hambre convencidos.
Comiamos: empero tal me via,
Que con la hambre pura no dormía.
Viniendo de la iglesia una mañana,
Que habia sacrificio celebrado,
Una comadre mia, ,
De su pequeña choza me ha llamado,
En una isla do antes la tirana
Le habia a su marido sepultado,
Y oid lo que me dice muy gozosa,
Aunque del hecho suyo recelosa.
Un solo perro habia en el Armada
De gran precio y valor para su dueño,
Llamado entró ese dia en su posada,
Mas nunca mas salió de aquel empeño;
Porque ella le mato de una porrada,
Al tiempo del entrar, con un gran leño:
Mostrandolo me dice: ¿que haremos?
Yo dije: asad, Señora, y comeremos.