Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

Y a pro man ja res y gui sa dos

ja más de hom bres hu ma nos co no ci dos

A llí fue ron los mo nos ce le bra dos

por ca bri tos y más en ter ne ci dos

ti gres o sos le o nes de su sa dos

man ja res de la ham bre con ven ci dos

co a mos em pe ro tal me a

que con la ham bre pu ra no dor a

Vi nien do de la i gle sia u na ma ña na

que ha a sa cri fi cio ce le bra do

u na co ma dre a Ma ria na

de su pe que ña cho za me ha lla ma do

en u na is la do an tes la ti ra na

le ha a a su ma ri do se pul ta do

y o íd lo que me di ce muy go zo sa

aun que del he cho su yo re ce lo sa

Un so lo pe rro ha a en el ar ma da

de gran pre cio y va lor pa ra su due ño

Lla ma do en tró e se a en su po sa da

mas nun ca más sa lió de a quel em pe ño

por que e lla le ma de u na po rra da

al tiem po del en trar con un gran le ño

Mos trán do lo me di ce Qué ha re mos

Yo di je A sad se ño ra y co me re mos

Y así probé manjares y guisados

jamás de hombres humanos conocidos.

Allí fueron los monos celebrados

por cabritos, y más enternecidos;

tigres, osos, leones, desusados

manjares, de la hambre convencidos,

comíamos; empero tal me vía

que con la hambre pura no dormía.

Viniendo de la iglesia una mañana

que había sacrificio celebrado,

una comadre mía, Mariana,

de su pequeña choza me ha llamado,

en una isla do antes la tirana

le había a su marido sepultado,

y oíd lo que me dice muy gozosa,

aunque del hecho suyo recelosa.

Un solo perro había en el armada

de gran precio y valor para su dueño.

Llamado entró ese día en su posada,

mas nunca más salió de aquel empeño,

porque ella le mató de una porrada,

al tiempo del entrar, con un gran leño.

Mostrándolo me dice: "¿Qué haremos?".

Yo dije: "Asad, señora, y comeremos".

Y así probé manjares, y guisados

Jamas de hombres humanos conocidos.

Alli fueron los monos celebrados

Por cabritos, y mas enternecidos,

Tigres, osos, leones, desusados

Manjares, de la hambre convencidos.

Comiamos: empero tal me via,

Que con la hambre pura no dormía.

Viniendo de la iglesia una mañana,

Que habia sacrificio celebrado,

Una comadre mia, ,

De su pequeña choza me ha llamado,

En una isla do antes la tirana

Le habia a su marido sepultado,

Y oid lo que me dice muy gozosa,

Aunque del hecho suyo recelosa.

Un solo perro habia en el Armada

De gran precio y valor para su dueño,

Llamado entró ese dia en su posada,

Mas nunca mas salió de aquel empeño;

Porque ella le mato de una porrada,

Al tiempo del entrar, con un gran leño:

Mostrandolo me dice: ¿que haremos?

Yo dije: asad, Señora, y comeremos.

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2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0