En tien do que en muy bre ve he de a ca bar me
y he sa li do a cor tar y no a pro ve cho
ma de ra Si os plu guie se de a yu dar me
ha ré pa ra mo rir un can de le cho
que no es pe ro ja más de le van tar me
se gún es toy sin fuer zas y des he cho
A ques to me di cien do ha cia el cie lo
los o jos le van tan do dio en el sue lo
Yo vien do su fa ti ga muy llo ro so
y tris te que le a ma ba en su mo gra do
de pres to de a quel pra do ver de um bro so
cor té pa ra su le cho buen re ca do
Del sue lo se le van ta al go go zo so
por ver me a mí de va ras bien car ga do
lle vé se las a cues tas que el tal i ba
que ya no fi gu ra ba co sa vi va
Al gu nos o tros vi de en es te es ta do
sol da dos sa cer do tes re li gio sos
que no tie ne res pe to al es for za do
la vil ham bre ni te me po de ro sos
ni mi ra al que es fi ló so fo o le tra do
ni me nos a los no bles ge ne ro sos
que al Pa pa Rey y ba jo za pa te ro
a to dos los i gua la por ra se ro
"Entiendo que en muy breve he de acabarme
y he salido a cortar, y no aprovecho,
madera. Si os pluguiese de ayudarme,
haré para morir un candelecho,
que no espero jamás de levantarme,
según estoy sin fuerzas y deshecho".
Aquesto me diciendo, hacia el cielo
los ojos levantando, dio en el suelo.
Yo, viendo su fatiga, muy lloroso
y triste, que le amaba en sumo grado,
de presto de aquel prado, verde, umbroso,
corté para su lecho buen recado.
Del suelo se levanta algo gozoso
por verme a mí de varas bien cargado;
llevéselas a cuestas, que el tal iba
que ya no figuraba cosa viva.
Algunos otros vide en este estado,
soldados, sacerdotes, religiosos,
que no tiene respeto al esforzado
la vil hambre, ni teme poderosos;
ni mira al que es filósofo o letrado,
ni menos a los nobles generosos;
que al Papa, Rey, y bajo zapatero,
a todos los iguala por rasero.
Entiendo que en muy breve he de acabarme
Y he salido a cortar, y no aprovecho,
Madera: si os plugiese de ayudarme
Haré para morir un candelecho,
Que no espero jamas de levantarme,
Segun estoy sin fuerzas y deshecho.
Aquesto me diciendo, hácia el cielo
Los ojos levantando, dió en el suelo.
Yo viendo su fatiga, muy lloroso
Y triste, que le amaba en sumo grado,
De presto de aquel prado, verde, umbroso,
Corte para su lecho buen recado.
Del suelo se levanta algo gozoso
Por verme a mí, de varas bien cargado;
Llevéselas a cuestas que el tal iba,
Que ya no figuraba cosa viva.
Algunos otros vide en este estado,
Soldados, sacerdotes, religiosos:
Que no tiene respeto al esforzado
La vil hambre, ni teme poderosos;
Ni mira al que es filosofo ó letrado,
Ni menos a los nobles generosos;
Que al Papa, Rey, y bajo zapatero,
A todos los iguala por rasero.