Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

Los so ber bios y va nos los al ti vos

muy mal ve mos que de jan go ber nar se

los hom bres za ha re ños los es qui vos

que no quie ren a yu go su je tar se

a qués tos son muy ma los y no ci vos

y no pue de con e llos bien tra tar se

Pues qué ha quien man da con tal gen te

que de to da ra zón es ca re cien te

Ha brá de ar mar se el tal con un es cu do

de gran pa cien cia y gran de su fri mien to

pe dir a Dios fa vor muy a me nu do

mos trar con un sa gaz con ten ta mien to

a mor a ca da cual por tor pe y ru do

que se a pro cu ran do que su in ten to

con el di vi no se a re gu la do

con que en el go ber nar se a cer ta do

En la Es cri tu ra ve mos cla ra men te

cons tar es ta ver dad muy a la lar ga

cuan do pa ra re gir Moi sés su gen te

a yu da pi de a Dios y le des car ga

de la car ga pe sa da en con si guien te

a a que llos bue nos vie jos se la en car ga

de Moi sés y su es ri tu qui tan do

a que llo que a los vie jos Dios fue dan do

Los soberbios y vanos, los altivos,

muy mal vemos que dejan gobernarse;

los hombres zahareños, los esquivos,

que no quieren a yugo sujetarse;

aquéstos son muy malos y nocivos,

y no puede con ellos bien tratarse.

¿Pues qué hará quien manda con tal gente

que de toda razón es careciente?

Habrá de armarse el tal con un escudo

de gran paciencia y grande sufrimiento;

pedir a Dios favor muy a menudo;

mostrar con un sagaz contentamiento

amor a cada cual, por torpe y rudo

que sea, procurando que su intento

con el divino sea regulado,

con que en el gobernar será acertado.

En la Escritura vemos claramente

constar esta verdad muy a la larga,

cuando para regir Moisés su gente

ayuda pide a Dios, y le descarga

de la carga pesada; en consiguiente,

a aquellos buenos viejos se la encarga,

de Moisés y su espíritu quitando

aquello que a los viejos Dios fue dando.

Los soberbios y vanos, los altivos,

Muy mal vemos que dejan gobernarse;

Los hombres zahareños, los esquivos,

Que no quieren a yugo sugetarse;

Aquestos son muy malos y nocivos,

Y no puede con ellos bien tratarse.

¿Pues qué hará quien manda con tal gente

Que de toda razon es careciente?

Habrá de armarse el tal con un escudo

De gran paciencia y grande sufrimiento;

Pedir a Dios favor muy a menudo;

Mostrar con un sagaz contentamiento

Amor a cada cual, por torpe y rudo

Que sea, procurando que su intento

Con el divino sea regulado,

Con que en el gobernar será acertado.

En la Escritura vemos claramente

Constar esta verdad muy a la larga,

Cuando para regir Moisés su gente

Ayuda pide a Dios, y le descarga

De la carga pesada; en consiguiente

A aquellos buenos viejos se la encarga:

De Moysés y su espirítu quitando

Aquello que a los viejos Dios fué dando.

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2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0