Los so ber bios y va nos los al ti vos
muy mal ve mos que de jan go ber nar se
los hom bres za ha re ños los es qui vos
que no quie ren a yu go su je tar se
a qués tos son muy ma los y no ci vos
y no pue de con e llos bien tra tar se
Pues qué ha rá quien man da con tal gen te
que de to da ra zón es ca re cien te
Ha brá de ar mar se el tal con un es cu do
de gran pa cien cia y gran de su fri mien to
pe dir a Dios fa vor muy a me nu do
mos trar con un sa gaz con ten ta mien to
a mor a ca da cual por tor pe y ru do
que se a pro cu ran do que su in ten to
con el di vi no se a re gu la do
con que en el go ber nar se rá a cer ta do
En la Es cri tu ra ve mos cla ra men te
cons tar es ta ver dad muy a la lar ga
cuan do pa ra re gir Moi sés su gen te
a yu da pi de a Dios y le des car ga
de la car ga pe sa da en con si guien te
a a que llos bue nos vie jos se la en car ga
de Moi sés y su es pí ri tu qui tan do
a que llo que a los vie jos Dios fue dan do
Los soberbios y vanos, los altivos,
muy mal vemos que dejan gobernarse;
los hombres zahareños, los esquivos,
que no quieren a yugo sujetarse;
aquéstos son muy malos y nocivos,
y no puede con ellos bien tratarse.
¿Pues qué hará quien manda con tal gente
que de toda razón es careciente?
Habrá de armarse el tal con un escudo
de gran paciencia y grande sufrimiento;
pedir a Dios favor muy a menudo;
mostrar con un sagaz contentamiento
amor a cada cual, por torpe y rudo
que sea, procurando que su intento
con el divino sea regulado,
con que en el gobernar será acertado.
En la Escritura vemos claramente
constar esta verdad muy a la larga,
cuando para regir Moisés su gente
ayuda pide a Dios, y le descarga
de la carga pesada; en consiguiente,
a aquellos buenos viejos se la encarga,
de Moisés y su espíritu quitando
aquello que a los viejos Dios fue dando.
Los soberbios y vanos, los altivos,
Muy mal vemos que dejan gobernarse;
Los hombres zahareños, los esquivos,
Que no quieren a yugo sugetarse;
Aquestos son muy malos y nocivos,
Y no puede con ellos bien tratarse.
¿Pues qué hará quien manda con tal gente
Que de toda razon es careciente?
Habrá de armarse el tal con un escudo
De gran paciencia y grande sufrimiento;
Pedir a Dios favor muy a menudo;
Mostrar con un sagaz contentamiento
Amor a cada cual, por torpe y rudo
Que sea, procurando que su intento
Con el divino sea regulado,
Con que en el gobernar será acertado.
En la Escritura vemos claramente
Constar esta verdad muy a la larga,
Cuando para regir Moisés su gente
Ayuda pide a Dios, y le descarga
De la carga pesada; en consiguiente
A aquellos buenos viejos se la encarga:
De Moysés y su espirítu quitando
Aquello que a los viejos Dios fué dando.