A per so nas muy mu chas o pri mí a
a vie jos es pa ño les muy hon ra dos
que a los mo zos tra vie sos con sen tí a
en sus vi cios an dar muy des man da dos
Con es to y o tras co sas que ha cí a
es ta ban los jui cios o fus ca dos
de to dos el re me dio no es pe ran do
si no mo rir con pe na sus pi ran do
An da ba la A sump ción tan te me ro sa
que pa dres a los hi jos no ha bla ban
la mu jer del ma ri do re ce lo sa
las ma dres de las hi jas se guar da ban
Jus ti cia del se ñor muy ri go ro sa
las co sas de Men die ta fi gu ra ban
cas ti go en re com pen sa de pe ca dos
de los pre sen tes vi vos y pa sa dos
Los es pa ño les vie jos muy an cia nos
con su ca be llo blan co y bar bas ca nas
a la im por tu na muer te ya cer ca nos
can sa dos de su frir co sas ti ra nas
e cha ban a mon tón jui cios va nos
y fin gien do es pe ran zas muy cer ca nas
for ma ban el re me dio de se a do
y a sí cre cí a la pe na y el cui da do
A personas muy muchas oprimía,
a viejos españoles muy honrados,
que a los mozos traviesos consentía
en sus vicios andar muy desmandados.
Con esto y otras cosas que hacía,
estaban los juicios ofuscados
de todos, el remedio no esperando,
sino morir con pena suspirando.
Andaba la Asumpción tan temerosa,
que padres a los hijos no hablaban,
la mujer del marido recelosa,
las madres de las hijas se guardaban.
Justicia del señor muy rigorosa,
las cosas de Mendieta figuraban
castigo en recompensa de pecados,
de los presentes vivos y pasados.
Los españoles viejos muy ancianos,
con su cabello blanco y barbas canas,
a la importuna muerte ya cercanos,
cansados de sufrir cosas tiranas,
echaban a montón juicios vanos,
y fingiendo esperanzas muy cercanas,
formaban el remedio deseado,
y así crecía la pena y el cuidado.
A personas muy muchas oprimia,
A viejos Españoles muy honrados,
Que a los mozos traviesos consentia
En sus vicios andar muy desmandados.
Con esto y otras cosas que hacia,
Estaban los juicios ofuscados
De todos, el remedio no esperando,
Si no morir con pena suspirando.
Andaba la Asumpcion tan temerosa,
Que padres a los hijos no hablaban,
La muger del marido recelosa,
Las madres de las hijas se guardaban.
Justicia del Señor muy rigurosa,
Las cosas de figuraban
Castigo en recompensa de pecados,
De los presentes vivos y pasados.
Los Españoles viejos muy ancianos,
Con su cabello blanco y barbas canas,
A la importuna muerte ya cercanos,
Cansados de sufrir cosas tiranas,
Echaban a monton juicios vanos,
Y fingiendo esperanzas muy cercanas,
Formaban el remedio deseado,
Y así crecia la pena y el cuidado.