Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

A ques te Sie rra e ra muy hon ra do

y de los na tu ra les muy que ri do

hom bre de pre sump ción y muy sol da do

por don de e ra de to dos muy te mi do

Des pués que las pa la bras han pa sa do

Men die ta le lla mas no ha que ri do

a su man do ir que se re ce la

que Men die ta le lla ma con cau te la

A la i gle sia se va hu yen do lue go

que al fin bien va le más sal to de ma ta

que no de los a mi gos bue nos rue go

se gún el co mún di cho di ce y tra ta

Men die ta sa le al pun to co mo fue go

y cuan do nues tro Sie rra no se ca ta

de la i gle sia le sa can sin re ce lo

sin de jar le lle gar los pies al sue lo

Co mo sa can del tem plo con sa gra do

a Sie rra con a que lla pe sa dum bre

el pue blo to do jun to al bo ro ta do

a cu de y de man ce bos mu che dum bre

Sa lió gri tan do a vo ces un sol da do

sin sa ber lo que es que de cos tum bre

te a de gri tar suel tan a Sie rra

y a Men die ta la gen te to da a fie rra

Aqueste Sierra era muy honrado,

y de los naturales muy querido,

hombre de presumpción y muy soldado,

por donde era de todos muy temido.

Después que las palabras han pasado,

Mendieta le llamó, mas no ha querido

a su mando ir, que se recela

que Mendieta le llama con cautela.

A la iglesia se va huyendo luego,

que al fin bien vale más salto de mata

que no de los amigos buenos ruego,

según el común dicho dice y trata.

Mendieta sale al punto como fuego,

y cuando nuestro Sierra no se cata,

de la iglesia le sacan sin recelo,

sin dejarle llegar los pies al suelo.

Como sacan del templo consagrado

a Sierra con aquella pesadumbre,

el pueblo todo junto alborotado

acude, y de mancebos muchedumbre.

Salió gritando a voces un soldado

sin saber lo que es, que de costumbre

tenía de gritar; sueltan a Sierra,

y a Mendieta la gente toda afierra.

Aqueste era muy honrado,

Y de los naturales muy querido,

Hombre de presumpcion y muy soldado,

Por donde era de todos muy temido.

Despues que las palabras han pasado,

le llamó, mas no ha querido

A su mando ir, que se recela,

Que le llama con cautela.

A la iglesia se vá huyendo luego,

Que al fin bien vale mas salto de mata,

Que no de los amigos buenos ruego,

Segun el comun dicho dice y trata.

sale al punto como fuego,

Y cuando nuestro no se cata,

De la iglesia le sacan sin recelo,

Sin dejarle llegar los pies al suelo.

Como sacan del templo consagrado

A con aquella pesadumbre,

El pueblo todo junto alborotado

Acude, y de mancebos muchedumbre.

Salió gritando a voces un soldado

Sin saber lo que es; que de costumbre

Tenia de gritar; sueltan a ,

Y a la gente toda afierra.

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2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0