La ma no es tá tem blan do de es cri bi llo
mas cuen to con ver dad lo que de cí a
con lo ca pre sump ción a quel dia bli llo
que más que dia blo en to do pa re cí a
Los in dios co men za ron de se gui llo
por to das las co mar cas do ve ní a
a tra jo mu cha gen te a sí de gue rra
con que da ños ha cí a por la tie rra
De jan do pues su tie rra y pro pio a sien to
la tie rra a den tro vi no pre di can do
no que da de in dio al gún re par ti mien to
que no si ga su voz y cru do man do
Con es te im pí o pre gón y mal des cuen to
la tie rra se va to da le van tan do
no a cu de ya al ser vi cio que so lí a
que li ber tad a to dos pro me tí a
Man do les que can ta sen y bai la sen
de suer te que o tra co sa no ha cí an
y co mo los po bre tes ya de ja sen
de sem brar y co ger co mo so lí an
y só lo en los can ta res se o cu pa sen
en los bai les de ham bre se mo rí an
can tán do les lo o res y a la ban zas
del O be ra mal di to y sus pu jan zas
La mano está temblando de escribillo,
mas cuento con verdad lo que decía
con loca presumpción aquel diablillo,
que más que diablo en todo parecía.
Los indios comenzaron de seguillo
por todas las comarcas do venía,
atrajo mucha gente así de guerra,
con que daños hacía por la tierra.
Dejando, pues, su tierra y propio asiento,
la tierra adentro vino predicando;
no queda de indio algún repartimiento
que no siga su voz y crudo mando.
Con este impío pregón y mal descuento
la tierra se va toda levantando,
no acude ya al servicio que solía,
que libertad a todos prometía.
Mandoles que cantasen y bailasen,
de suerte que otra cosa no hacían,
y como los pobretes ya dejasen
de sembrar y coger como solían,
y sólo en los cantares se ocupasen,
en los bailes de hambre se morían,
cantándoles loores y alabanzas
del Obera maldito y sus pujanzas.
La mano esta temblando de escribillo,
Mas cuento con verdad lo que decia
Con loca presumpcion aquel diablillo,
Que mas que diablo en todo parecia.
Los indios comenzaron de seguillo
Por todas las comarcas do venia,
Atrajo mucha gente así de guerra,
Con que daños hacia por la tierra.
Dejando, pues, su tierra y propio asiento,
La tierra adentro vino predicando:
No queda de indio algun repartimiento,
Que no siga su voz y crudo mando.
Con este impio pregon y mal descuento
La tierra se va toda levantando,
No acude ya al servicio que solia,
Que libertad a todos prometia.
Mandóles que cantasen y bailasen,
De suerte que otra cosa no hacian,
Y como los pobretes ya dejasen
De sembrar y cojer como solian,
Y solo en los cantares se ocupasen,
En los bailes de hambre se morian,
Cantandoles loores y alabanzas
Del maldito y sus pujanzas.