To man do los sol da dos es ta fuen te
sus tien das y sus tol dos a sen ta ron
en tor no de la cual a le gre men te
del pro li jo ca mi no des can sa ron
De un bos que muy cer ca no de re pen te
dos in dios sa len fuer tes y lle ga ron
do es ta ba nues tra gen te re po san do
y de los dos el u no es tá ha blan do
A tan al ti vo di ce a tre vi mien to
no ha bí a de o fre cer se de sa fí o
mas cas ti go ha cer pa ra es car mien to
de vues tra pre sun ción y des va rí o
Por qué os o sáis me ter en es te a sien to
con tan fla ca pu jan za y po de rí o
Sa lid con lan za es pa da y con es cu do
que me bas ta es ta pi ca aun que des nu do
Pu dié ra mos tra er ar cos y fle chas
mas quie re el gran Ca ci que se an pro ba das
de vo so tros a ho ra es tas de re chas
que tie nen mil cer vi ces que bran ta das
Por tan to a pa ga réis tam bién las me chas
que son ar mas al fin a ven ta ja das
y con lan za y es pa da o a los bra zos
ha gá mo nos de pres to a quí pe da zos
Tomando los soldados esta fuente,
sus tiendas y sus toldos asentaron,
en torno de la cual alegremente
del prolijo camino descansaron.
De un bosque muy cercano de repente
dos indios salen fuertes, y llegaron
do estaba nuestra gente reposando,
y de los dos, el uno está hablando.
"A tan altivo", dice, "atrevimiento
no había de ofrecerse desafío,
mas castigo hacer para escarmiento
de vuestra presunción y desvarío.
¿Por qué os osáis meter en este asiento
con tan flaca pujanza y poderío?
Salid, con lanza, espada y con escudo,
que me basta esta pica, aunque desnudo."
"Pudiéramos traer arcos y flechas,
mas quiere el gran Cacique sean probadas
de vosotros ahora estas derechas,
que tienen mil cervices quebrantadas.
Por tanto apagaréis también las mechas,
que son armas al fin aventajadas,
y con lanza y espada, o a los brazos,
hagámonos de presto aquí pedazos."
Tomando los soldados esta fuente,
Sus tiendas y sus toldos asentaron;
Entorno de la cual, alegremente
Del prolijo camino descansaron.
De un bosque muy cercano de repente
Dos indios salen fuertes, y llegaron
Dó estaba nuestra gente reposando,
Y de los dos, el uno está hablando.
A tan altivo, dice, atrevimiento
No habia de ofrecerse desafio,
Mas castigo hacer para escarmiento
De vuestra presuncion y desvarío.
¿Porqué os osais meter en este asiento,
Con tan flaca pujanza, y poderío?
Salid, con lanza, espada, y con escudo,
Que me basta esta pica, aunque desnudo.
Pudiéramos traer arcos y flechas,
Mas quiere el gran Cacique sean probados
De vosotros ahora estas derechas,
Que tienen mil cervices quebrantadas.
Por tanto apagareis tambien las mechas,
Que son armas al fin aventajadas,
Y con lanza y espada, ó a los brazos
Hagamonos de presto aquí pedazos.