Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

Lle ga dos a su es tan cia re la ta ron

la ba ta lla y re en cuen tro que tu vie ron

a su Ca ci que bien re pre sen ta ron

el pe li gro no ta ble en que se vie ron

Los gol pes y he ri das de mos tra ron

la mu cha ro ja san gre que ver tie ron

Pi tum per mi ma no la de re cha

di ce y es to tra na da me a pro ve cha

El Co ra con an sia do lo ro sa

e chad di ce se ño res en re mo jo

las bar bas pues que veis cuál va la co sa

que me cues ta el re en cuen tro el dies tro o jo

No he vis to gen te yo tan be li co sa

les di ce no pen séis que es to es an to jo

que son hi jos del Sol es tos va ro nes

y más bra vos que ti gres y le o nes

El gran Ta puy Gua con pe cho fie ro

sol tan do la voz tris te y las ti me ra

mi fin di ce se lle ga ya pos tre ro

la ho ra se me a cer ca pos tri me ra

Mas con vie ne la vues tra a quí pri me ro

se cum pla y en cen di da u na ho gue ra

a Co ra y Pi tum por que tor na ron

con tal nue va a llí vi vos los que ma ron

Llegados a su estancia relataron

la batalla y reencuentro que tuvieron;

a su Cacique bien representaron

el peligro notable en que se vieron.

Los golpes y heridas demostraron

la mucha roja sangre que vertieron.

Pitum, "perdí mi mano la derecha",

dice, "y estotra nada me aprovecha".

El Corací, con ansia dolorosa,

"echad", dice, "señores, en remojo

las barbas, pues que veis cuál va la cosa,

que me cuesta el reencuentro el diestro ojo.

No he visto gente yo tan belicosa",

les dice, "no penséis que esto es antojo,

que son hijos del Sol estos varones,

y más bravos que tigres y leones".

El gran Tapuy Guazú, con pecho fiero,

soltando la voz triste y lastimera,

"mi fin", dice, "se llega ya postrero,

la hora se me acerca postrimera.

Mas conviene la vuestra aquí primero

se cumpla", y encendida una hoguera

a Corací y Pitum, porque tornaron

con tal nueva, allí vivos los quemaron.

Llegados a su estancia relataron

La batalla, y rencuentro que tuvieron;

A su cacique bien representaron

El peligro notable en que se vieron.

Los golpes y heridas demostraron,

La mucha roja sangre que vertieron,

, perdí mi mano la derecha,

Dice, y estotra nada me aprovecha.

El , con ansia dolorosa,

Echad, dice, Señores, en remojo

Las barbas, pues que veis cual vá la cosa,

Que me cuesta el rencuentro el diestro ojo:

No he visto gente yo tan bellicosa,

Les dice: no penseis que esto es antojo,

Que son hijos del Sol estos varones,

Y mas bravos que tigres y leones.

El gran con pecho fiero

Soltando la voz triste y lastimera,

Mi fin, dice, se llega ya postrero,

La hora se me acerca postrimera:

Mas conviene la vuestra aquí primero

Se cumpla, y encendida una hoguera

A y , porque tornaron

Con tal nueva, allí vivos los quemaron.

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2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0