Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

Ca ta li na ver du go sin con se jo

in gra ta a tan to bien co mo te a

ha bien do muer to el pa dre co mo vie jo

con el ma ri do a ve ces mal se ha a

Ma tar le de ter mi na el a pa re jo

en un mo zue lo ha lla a quien que a

en un su pre mo gra do de tal suer te

que a to dos tres cau su que rer muer te

En ca sa le te a hos pe da do

na ci do e ra en la vi lla de O ro pe sa

del po bre Gil Gon lez re ga la do

co mien do de or di na rio en pro pia me sa

Em pe ro de sus pa dres mal cria do

y a de con di ción ma la y a vie sa

por sus gran des de li tos y ma li cia

des te rra do le ha a la jus ti cia

Con cier tan pues los dos qui tar la vi da

al po bre que vi a sin re ce lo

El Juan Ro drí guez dio le u na he ri da

de que ca el Gon lez en el sue lo

La mal di ta ver du go lue go a si da

del tris te que la pi de a e lla con sue lo

No es tiem po ya le di ce pe rro pe rro

Y el mo zo por la lla ga me te hie rro

Catalina, verdugo sin consejo,

ingrata a tanto bien como tenía,

habiendo muerto el padre, como viejo,

con el marido a veces mal se había.

Matarle determina; el aparejo

en un mozuelo halla, a quien quería

en un supremo grado; de tal suerte,

que a todos tres causó su querer muerte.

En casa le tenía hospedado,

nacido era en la villa de Oropesa;

del pobre Gil González regalado,

comiendo de ordinario en propia mesa.

Empero de sus padres mal criado,

y así de condición mala y aviesa,

por sus grandes delitos y malicia

desterrado le había la justicia.

Conciertan, pues, los dos quitar la vida

al pobre, que vivía sin recelo.

El Juan Rodríguez diole una herida

de que cayó el González en el suelo.

La maldita verdugo, luego asida

del triste que la pide a ella consuelo:

"No es tiempo ya", le dice, "perro, perro".

Y el mozo por la llaga mete hierro.

, verdugo sin consejo,

Ingrata a tanto bien como tenia,

Habiendo muerto el padre, como viejo,

Con el marido a veces mal se habia.

Matarle determina: el aparejo

En un mozuelo halla, a quien quería

En un supremo grado; de tal suerte,

Que a todos tres causó su querer, muerte.

En casa le tenian hospedado,

Nacido era en la villa de Oropesa;

Del pobre Gil Gonzalez regalado,

Comiendo de ordinario en propia mesa;

Empero de sus padres mal criado,

Y así de condicion mala y aviesa,

Por sus grandes delitos y malicia

Desterrado le habia la justicia.

Conciertan, pues, los dos quitar la vida

Al pobre, que vivia sin recelo:

El dióle una herida,

De que cayó el en el suelo.

La maldita verdugo, luego asida

Del triste que la pide a ella consuelo:

No es tiempo ya, le dice, perro perro.

Y el mozo por la llaga mete hierro.

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2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0