Ex pi ra el sin ven tu ra so llo zan do
di cien do Mu jer mí a qué os he he cho
La ver du go cruel le es tá a ra ñan do
el ros tro y el pes cue zo con el pe cho
Fin gien do que se due le es tá gri tan do
y su ma ri do di ce que del le cho
ca yó con un do lor cru do muy fuer te
con an sias re vol can do de la muer te
Los lu tos se sa ca ron con con ten to
las lá gri mas son ri sas de he re de ro
y muy de pres to or de nan ca sa mien to
por más pres to ve nir a pa ga de ro
A pe nas se a ca bó el en te rra mien to
des pó san se los dos el pa ra de ro
fue muer te a ca ba do ra de con ten tos
de bie nes y de ma les y tor men tos
Oh cru da in gra ti tud tan ce le bra da
de hem bras por el mun do co mo ve mos
es po si ble que sien do tan u sa da
ja más de su ri gor huir po de mos
La cul pa nues tra bien es tá pro ba da
pues de mu jer sa bi do ya te ne mos
que no pue de re gir se por con se jo
pues tie ne de ra zón po co a pa re jo
Expira el sin ventura sollozando,
diciendo: "Mujer mía, ¿qué os he hecho?".
La verdugo cruel le está arañando
el rostro y el pescuezo con el pecho.
Fingiendo que se duele, está gritando,
y su marido dice que del lecho
cayó con un dolor crudo muy fuerte,
con ansias revolcando de la muerte.
Los lutos se sacaron con contento,
las lágrimas son risas de heredero;
y muy de presto ordenan casamiento
por más presto venir a pagadero.
Apenas se acabó el enterramiento,
despósanse los dos; el paradero
fue muerte acabadora de contentos,
de bienes y de males y tormentos.
¡Oh, cruda ingratitud, tan celebrada
de hembras por el mundo, como vemos;
es posible que, siendo tan usada,
jamás de su rigor huir podemos!
La culpa nuestra bien está probada,
pues de mujer sabido ya tenemos
que no puede regirse por consejo,
pues tiene de razón poco aparejo.
Espira el sin ventura sollozando,
Diciendo: ¿muger mia, qué os he hecho?
La verdugo cruel le está arañando
El rostro y el pescuezo con el pecho.
Fingiendo que se duele, esta gritando,
Y su marido, dice, que del lecho
Cayó, con un dolor crudo muy fuerte,
Con ansias revolcando de la muerte.
Los lutos se sacaron con contento,
Las lágrimas son risas de heredero
Y muy de presto ordenan casamiento,
Por mas presto venir a pagadero.
A penas se acabó el enterramiento
Desposanse los dos: el paradero
Fué muerte acabadora de contentos,
De bienes y de males, y tormentos.
¡O cruda ingratitud, tan celebrada
De hembras por el mundo, como vemos:
Es posible, que siendo tan usada,
Jamas de su rigor huir podernos!
La culpa nuestra bien está probada,
Pues de muger sabido ya tenemos,
Que no puede regirse por consejo,
Pues tiene de razon poco aparejo.