Tra tó con los gi gan tes de Pan cal do
que es tán por ci ma el Puer to de Le o nes
A cuér do me yo a ho ra que Gi bal do
sol da do ge no vés en tre ra zo nes
que con mi go tra ta ba y con Gri mal do
de su na ción dis cre tos dos va ro nes
me di jo mu chas ve ces que los vie ra
des de el na ví o lle gar a la ri be ra
Pan cal do fue el pri me ro que los vi do
un ge no vés as tu to ma ri ne ro
U no de e llos de cí a que me ti do
ha bí a por den tro del gar gue ro
u na muy lar ga fle cha y no rom pi do
se gún que la sa ca ba he chi ce ro
el Pan cal do le juz ga y Pier An to nio
de cí a ser por ar te del de mo nio
A es te Pier An to nio que de A qui no
se lla ma ba le o í a ques tas co sas
De buen en ten di mien to buen la ti no
e ra y me con ta ba mi la gro sas
e in cre í bles co sas del ca mi no
que Pan cal do lle vó cuan do pre cio sas
y ri cas jo yas dio a mal des pe cho
pen san do de pa sar a quel Es tre cho
Trató con los gigantes de Pancaldo,
que están por cima el Puerto de Leones.
Acuérdome yo ahora que Gibaldo,
soldado genovés, entre razones
que conmigo trataba, y con Grimaldo,
de su nación, discretos dos varones,
me dijo muchas veces que los viera
desde el navío llegar a la ribera.
Pancaldo fue el primero que los vido,
un genovés, astuto marinero.
Uno de ellos, decía, que metido
había por dentro del garguero
una muy larga flecha, y no rompido,
según que la sacaba; hechicero
el Pancaldo le juzga, y Pier Antonio
decía ser por arte del demonio.
A este Pier Antonio, que de Aquino
se llamaba, le oí aquestas cosas.
De buen entendimiento, buen latino
era, y me contaba milagrosas
e increíbles cosas del camino
que Pancaldo llevó, cuando preciosas
y ricas joyas dio a mal despecho,
pensando de pasar aquel Estrecho.
Trató con los gigantes de ,
Que estan por cima el Puerto de Leones.
Acuérdome yo ahora que ,
Soldado genoves, entre razones
Que conmigo trataba, y con
De su nacion, discretos dos varones,
Me dijo muchas veces que los viera
Desde el navío llegar a la ribera.
fue el primero que los vido,
Un genovés, astuto marinero:
Uno de ellos, decia, que metido
Habia por de dentro del garguero
Una muy larga flecha, y no rompido,
Segun que la sacaba: hechicero
El le juzga, y
Decia ser por arte del demonio.
A este , que
Se llamaba, le oí aquestas cosas;
De buen entendimiento, buen latino
Era, y me contaba milagrosas
E increíbles cosas del camino
Que llevó, cuando preciosas
Y ricas joyas dio a mal despecho,
Pensando de pasar aquel Estrecho.