A sí es tan do u na no che des can san do
en tie rra el Ca pi tán con mu cha gen te
al gu nos de te mor se re ce lan do
te mí an el su ce so sub se cuen te
Y el á ni mo pre sa go a di vi nan do
en lo fu tu ro mal in con ve nien te
el Ca pi tán el sue ño pro me tí a
co mo en Ma drid se gu ro en de ma sí a
Mas al re vés su ce de de su vo to
que el Ma ñuá sin nom bre ni va lí a
sa lió con po ca fuer za de un gran so to
al tiem po que el au ro ra des cu brí a
Ve réis en bre ve es pa cio el cam po ro to
y a Ga ray que el se gu ro pro me tí a
en vuel to le de ja ron en ol vi do
del sue ño que él ha bí a pro me ti do
Ga ray fue de pru den cia siem pre fal to
y a sí por no te ner la fe ne cien do
en es ta des ven tu ra y tris te a sal to
fue cau sa de es te ca so tan ho rren do
Los Ma ñua es des cien den por un al to
con gran so li ci tud y sin es truen do
al Ca pi tán ma ta ron el pri me ro
que na die ha de fiar de buen tem pe ro
Así estando una noche descansando
en tierra el Capitán con mucha gente,
algunos de temor se recelando
temían el suceso subsecuente.
Y el ánimo presago adivinando,
en lo futuro mal inconveniente,
el Capitán el sueño prometía,
como en Madrid, seguro en demasía.
Mas al revés sucede de su voto,
que el Mañuá, sin nombre ni valía,
salió con poca fuerza de un gran soto
al tiempo que el aurora descubría.
Veréis en breve espacio el campo roto,
y a Garay, que el seguro prometía,
envuelto le dejaron en olvido
del sueño que él había prometido.
Garay fue de prudencia siempre falto,
y así por no tenerla, feneciendo
en esta desventura y triste asalto,
fue causa de este caso tan horrendo.
Los Mañuaes descienden por un alto
con gran solicitud y sin estruendo,
al Capitán mataron el primero,
que nadie ha de fiar de buen tempero.
Así estando una noche descansando
En tierra el con mucha gente,
Algunos de temor se recelando,
Temian el suceso subsecuente:
Y el ánimo presago adivinando,
En lo futuro mal inconveniente,
El Capitan el sueño prometia,
Como en Madrid, seguro en demasía.
Mas al reves sucede de su voto,
Que el , sin nombre ni valia,
Salió con poca fuerza de un gran soto,
Al tiempo que el aurora descubria.
Vereis en breve espacio el campo roto,
Y a , que el seguro prometia,
Envuelto le dejaron en olvido
Del sueño que el habia prometido.
fue de prudencia siempre falto,
Y así por no tenerla, feneciendo
En esta desventura y triste asalto,
Fué causa de este caso tan horrendo.
Los descienden por un alto
Con gran solicitud y sin estruendo,
Al mataron el primero,
Que nadie ha de fiar de buen tempero.