En el a gua ca yó cuan do su bí a
el ber gan tín a rri ba la cui ta da
y vien do que ya ca si se hun dí a
su ma ri do la juz ga ya a ho ga da
Oh Vir gen e lla di ce en es te dí a
va led me mi Se ño ra y a bo ga da
de Gua da lu pe en es te gran a prie to
que ser vir es ta o bra yo pro me to
La tur ba ción que ha bí a no re fie ro
las lá gri mas los gri tos el la men to
El e ne mi go an da ba car ni ce ro
por la cris tia na san gre muy se dien to
Al ber gan tín a fie rra cru do fie ro
el cris tia no que vi do tal des cuen to
sa can do vi vas fuer zas de fla que za
re sis te al e ne mi go su fie re za
Pe ro A lon so de Cue vas ha a yu da do
muy bien al ber gan tín en el com ba te
co mo va lien te fuer te y es for za do
te mien do su mu jer el in dio ma te
Al fin nues tro Se ñor los ha li bra do
hu yen do el ber gan tín de es te dis la te
na ció en la tie rra un bra vo a tre vi mien to
y o íd con a ten ción el al za mien to
En el agua cayó cuando subía
el bergantín arriba la cuitada,
y viendo que ya casi se hundía,
su marido la juzga ya ahogada.
"¡Oh, Virgen!", ella dice, "en este día
valedme, mi Señora y abogada
de Guadalupe, en este gran aprieto,
que servir esta obra yo prometo".
La turbación que había no refiero,
las lágrimas, los gritos, el lamento.
El enemigo andaba carnicero,
por la cristiana sangre muy sediento.
Al bergantín afierra crudo, fiero;
el cristiano, que vido tal descuento,
sacando vivas fuerzas de flaqueza,
resiste al enemigo su fiereza.
Pero Alonso de Cuevas ha ayudado
muy bien al bergantín en el combate,
como valiente, fuerte y esforzado,
temiendo su mujer el indio mate.
Al fin nuestro Señor los ha librado;
huyendo el bergantín de este dislate,
nació en la tierra un bravo atrevimiento,
y oíd con atención el alzamiento.
En el agua cayó, cuando subia
El bergantin arriba la cuitada,
Y viendo que ya casi se hundia,
Su marida la juzga ya ahogada.
¡O Virgen, ella dice, en este dia,
Valedme, mi Señora y abogada
De Guadalupe, en este gran aprieto,
Que servir esta obra yo prometo.
La turbacion que habia, no refiero,
Las lagrimas, los gritos, el lamento:
El enemigo andaba carnicero,
Por la cristiana sangre muy sediento.
Al bergantin afierra crudo, fiero:
El cristiano que vido tal descuento,
Sacando vivas fuerzas de flaqueza,
Resiste al enemigo su fiereza.
Pero Alonso de Cuevas ha ayudado
Muy bien al bergantin en el combate,
Como valiente, fuerte y esforzado,
Temiendo su muger el indio mate.
Al fin nuestro Señor los ha librado,
Huyendo el bergantin: de este dislate
Nacio en la tierra un bravo atrevimiento,
Y oid con atencion el alzamiento.