Tu pa ay quá la pri me ra se de cí a
de gran va lor y es fuer zo y a ni mo sa
la se gun da se lla ma Ta bo lí a
as tu ta muy ga llar da y be li co sa
En tre es tas dos se tra ba u na por fí a
en la jun ta por cier to muy gra cio sa
Tu pa ay quá su ma ri do más be bie ra
a Ta bo lí a que el su yo le di je ra
So bre es to en tre las dos se han des men ti do
y a los ar cos la ma no lue go e cha ron
Mas en tre me dias mu chos se han me ti do
y el ca so de es ta suer te con cer ta ron
que en un pa len que fuer te muy for ni do
con dos pa dri nos que am bas se ña la ron
de bue na a bue na ri ñan la pen den cia
con que ce se el ren cor y di fe ren cia
De ver e ra las dos fuer tes mem bru das
de so las sus ma ca nas a rre a das
que no tie nen más ar mas que des nu das
al fin en el pa len que ya en ce rra das
co mien zan de he rir sus car nes cru das
y dán do se muy bra vas cu chi lla das
en san gre con ver tí an tie rra y sue lo
y sus gol pes so na ban has ta el cie lo
Tupaayquá la primera se decía,
de gran valor y esfuerzo y animosa;
la segunda se llama Tabolía,
astuta, muy gallarda y belicosa.
Entre estas dos se traba una porfía
en la junta, por cierto muy graciosa:
Tupaayquá su marido más bebiera
a Tabolía que el suyo le dijera.
Sobre esto entre las dos se han desmentido,
y a los arcos la mano luego echaron.
Mas entremedias muchos se han metido,
y el caso de esta suerte concertaron:
que en un palenque fuerte, muy fornido,
con dos padrinos, que ambas señalaron,
de buena a buena riñan la pendencia,
con que cese el rencor y diferencia.
De ver era las dos fuertes, membrudas,
de solas sus macanas arreadas,
que no tienen más armas, que desnudas,
al fin en el palenque ya encerradas,
comienzan de herir sus carnes crudas,
y dándose muy bravas cuchilladas
en sangre convertían tierra y suelo,
y sus golpes sonaban hasta el cielo.
, la primera se decia,
De gran valor y esfuerzo y animosa;
La segunda se llama ,
Astuta, muy gallarda y belicosa.
Entre estas dos se traba una porfia
En la junta, por cierto muy graciosa:
su marido mas bebiera
A que el suyo, le dijera.
Sobre esto entre las dos se han desmentido,
Y a los arcos las manos luego echaron:
Mas entremedias muchos se han metido,
Y el caso de esta suerte concertaron;
Que en un palenque fuerte, muy fornido,
Con dos padrinos, que ambas señalaron,
De buena a buena riñan la pendencia,
Con que cese el rencor y diferencia.
De ver era las dos fuertes, membrudas,
De solas sus macanas arreadas,
Que no tienen mas armas, que desnudas,
Al fin en el palenque ya encerradas,
Comienzan de herir sus carnes crudas,
Y dándose muy bravas cuchilladas,
En sangre convertian tierra y suelo,
Y sus golpes sonaban hasta el cielo.