En tre sol da dos gen te de sal ma da
por tris ca se de cí a que sa bi do
de Dra ke se a la nue va bien lle ga da
qui zá que mu da re mos el ves ti do
que nues tra pro fe sión no es tá es ti ma da
no an dan do el e ne mi go em bra ve ci do
Vi nien do pues a ques te lu te ra no
po dra nos su ce der di cho sa ma no
Yo vi de en Chu qui sa ca al bo ro ta da
la co sa y el Au dien cia des pa chan do
a Li ma van co rre os res guar da da
la cos ta pres to fue gen te jun tan do
el Con de del Vi llar de ma no ar ma da
con mu chas pre ven cio nes pro cu ran do
guar dar al gran Se ñor su tie rra sa na
aun que ven ga la Rei na lu te ra na
A quí de jar a go ra yo no pue do
de de cir y to car muy bre ve men te
u na mal dad dia bó li ca y en re do
que el de mo nio fra guó en tre a que lla gen te
in dia na que en pen sar lo só lo que do
con fu so y a je na do de mi men te
que u na car ta a los in gle ses es cri bie ron
y en e lla es tas ra zo nes les di je ron
Entre soldados, gente desalmada,
por trisca se decía que, sabido
de Drake, sea la nueva bien llegada:
quizá que mudaremos el vestido,
que nuestra profesión no está estimada
no andando el enemigo embravecido.
Viniendo, pues, aqueste luterano,
podranos suceder dichosa mano.
Yo vide en Chuquisaca alborotada
la cosa, y el Audiencia despachando
a Lima van correos; resguardada
la costa, presto fue gente juntando,
el Conde del Villar, de mano armada
con muchas prevenciones, procurando
guardar al gran Señor su tierra sana,
aunque venga la Reina luterana.
Aquí dejar agora yo no puedo
de decir, y tocar muy brevemente,
una maldad diabólica y enredo
que el demonio fraguó entre aquella gente
indiana, que en pensarlo sólo quedo
confuso y ajenado de mi mente;
que una carta a los ingleses escribieron,
y en ella estas razones les dijeron.
Entre soldados, gente desalmada,
Por trisca se decia, que sabido
De , sea la nueva bien llegada:
Quizá que mudaremos el vestido,
Que nuestra profesion no está estimada,
No andando el enemigo embravecido;
Viniendo, pues, aqueste Luterano,
Podrános suceder dichosa mano.
Yo vide en Chuquisaca alborotada
La cosa, y el Audiencia despachando
A Lima ván correos; resguardada
La costa, presto fué gente juntando,
El , de mano armada,
Con muchas prevenciones, procurando
Guardar al gran Señor su tierra sana,
Aunque venga la .
Aquí dejar agora yo no puedo
De decir, y tocar muy brevemente
Una maldad diabólica, y enredo
Que el demonio fragó entre aquella gente
Indiana; que en pensarlo solo quedo
Confuso, y agenado de mi mente:
Que una carta a los ingleses escribieron,
Y en ella estas razones le dijeron.