Del Rí o de Je ne ro ha des pa cha do
a prie sa Sal va dor de Sá Co rre a
di cien do có mo a San tos ha to ma do
el in glés que la co sa se pro ve a
a llá en el Ar gen ti no con cui da do
que va nues tro e ne mi go de pe le a
A lle ga un na vi chue lo y da el a vi so
y vuél ve se a Je ne ro de im pro vi so
Ve réis en Bue nos Ai res dis cer nir se
el ca so con di ver sos pa re ce res
pro cu ra ca da cual es ca bu llir se
lle ván do se con si go sus ha be res
Al fin han pro cu ra do con ve nir se
en que sal gan los vie jos y mu je res
y frai les y mu cha chos del po bla do
y que a la mi ra que de a llí el sol da do
La mí se ra ha cien da re co gi da
a prie sa de tro pel y sin con cier to
en ca rros y ca rre tas fue me ti da
que huir to dos di cen es lo cier to
La tie rra a den tro sa len de co rri da
de jan do los sol da dos en el puer to
en cen ti ne la es tán de no che y dí a
y ca da cual i gual te mor te ní a
Del Río de Jenero ha despachado
a priesa Salvador de Sá Correa,
diciendo cómo a Santos ha tomado
el inglés; que la cosa se provea
allá en el Argentino con cuidado,
que va nuestro enemigo de pelea.
Allega un navichuelo y da el aviso,
y vuélvese a Jenero de improviso.
Veréis en Buenos Aires discernirse
el caso con diversos pareceres,
procura cada cual escabullirse
llevándose consigo sus haberes.
Al fin han procurado convenirse
en que salgan los viejos y mujeres
y frailes y muchachos del poblado,
y que a la mira quede allí el soldado.
La mísera hacienda recogida
a priesa, de tropel y sin concierto,
en carros y carretas fue metida,
que huir, todos dicen, es lo cierto.
La tierra adentro salen de corrida,
dejando los soldados en el puerto;
en centinela están de noche y día,
y cada cual igual temor tenía.
Del rio de Genero ha despachado
A priesa ,
Diciendo, como a Santos ha tomado,
: que la cosa se provea
Allá en el Argentino con cuidado,
Que vá nuestro enemigo de pelea:
Allega un navichuelo y dá el aviso,
Y vuélvese a Genero de improviso.
Vereis en Buenos Aires discernirse
El caso con diversos pareceres,
Procura cada cual escabullirse,
Llevándose consigo sus haberes.
Al fin han procurado convenirse
En que salgan los viejos y mugeres,
Y frailes y muchachos del poblado,
Y que a la mira quede allí el soldado.
La mísera hacienda recogida
A prieta, de tropel y sin concierto.
En carros y carretas fué metida,
Que huir, todos dicen, es lo cierto.
La tierra adentro salen de corrida,
Dejando los soldados en el puerto,
En centinela estan de noche y dia,
Y cada cual igual temor tenia.