Argentina y Conquista del Río de la Plata

con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil

Un man ce bo a la lan cha a cu de lue go

y por la mar a den tro la me a

na dan do por el a gua y pe ga fue go

que en bre ve por la lan cha se en cen a

El lu te ra no es de mie do cie go

el cris tia no con fuer za a co me a

ro da ban los in gle ses por el sue lo

que a yu da a los cris tia nos Dios del Cie lo

Ce ron se los in dios de tal suer te

que no se con ten ta ban dar fle cha zos

y a dan al in glés muy cru da muer te

ma tán do le con cru dos ma ca na zos

A quel que se mos tra ba ser más fuer te

en un pun to le ha cen mil pe da zos

De vein te y cin co dos so los vi vie ron

que vién do se per di dos se rin die ron

El u no de e llos e ra ci ru ja no

gran si mo fi so fo y la ti no

mos tra ba ser en o bras muy cris tia no

que yo tra con él muy de con ti no

El o tro e ra man ce bo cor te sa no

en mi na ve de San tos és te vi no

En tram bos se que da ron en la cos ta

que les ha ce en co mer el Rey la cos ta

Un mancebo a la lancha acude luego,

y por la mar adentro la metía,

nadando por el agua, y pega fuego,

que en breve por la lancha se encendía.

El luterano está de miedo ciego,

el cristiano con fuerza acometía;

rodaban los ingleses por el suelo,

que ayuda a los cristianos Dios del Cielo.

Cebáronse los indios de tal suerte

que no se contentaban dar flechazos,

y así dan al inglés muy cruda muerte,

matándole con crudos macanazos.

Aquel que se mostraba ser más fuerte,

en un punto le hacen mil pedazos.

De veinte y cinco, dos solos vivieron,

que viéndose perdidos se rindieron.

El uno de ellos era cirujano,

grandísimo filósofo y latino,

mostraba ser en obras muy cristiano,

que yo traté con él muy de contino.

El otro era mancebo cortesano,

en mi nave de Santos éste vino.

Entrambos se quedaron en la costa,

que les hace en comer el Rey la costa.

Un mancebo a la lancha acude luego,

Y por la mar adentro la metia,

Nadando por el agua, y pega fuego,

Que en breve por la lancha se encendia.

está de miedo ciego,

El Cristiano con fuerza acometia;

Rodaban los ingleses por el suelo,

Que ayuda a los cristianos Dios del Cielo.

Cebáronse los indios de tal suerte,

Que no se contentaban dar flechazos,

Y así dan al muy cruda muerte,

Matándole con crudos macanazos.

Aquel que se mostraba ser mas fuerte,

En un punto le hacen mil pedazos,

De veinte y cinco, dos solos vivieron,

Que viéndose perdidos se rindieron.

El uno de ellos era cirujano,

Grandísimo filosofo y latino,

Mostraba ser en obras muy cristiano,

Que yo traté con él muy de contino.

El otro era mancebo cortesano,

En mi nave de Santos este vino;

Entrambos se quedaron en la costa,

Que les hace en comer el Rey la costa.

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2024 Argentina y Conquista del Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0