se moviese de los navíos, y se vino á vernos, él mismo in persona, é hizo prender á nuestro capitán Ernando Rieffira (Hernando de Ribera), y nos quitó [á los soldados cuanto] habíamos traído de tierra adentro, y por último y para colmo de todo, quería hacer ahorcar en un árbol á nuestro capitán Ernando Rieffere. Mas nosotros, que aun estábamos en el navío bergentin (bergantín) cuando supimos de la tal cosa, armamos un gran alboroto, juntándonos con otros buenos amigos, con que contábamos en tierra, contra nuestro capitán dicho general Alberniso (Alvar Núñez) Capessa de Bacha, es decir, para obligarlo á que soltase y dejase libre á nuestro capitán Ernando Rieffere, como también que nos devolviese íntegramente lo nuestro que nos había robado y quitado, y que si nó, otro tanto le haríamos á él.
Cuando él, Aluiso Capessa de Bacha se apercibió del alboroto nuestro, y se dió cuenta de nuestras malas intenciones, tuvo á bien, porque ello no pasase de ahí, poner en libertad á nuestro capitán, nos devolvió también todo lo que nos había quitado y nos habló con buenas palabras, y sólo así quedamos satisfechos. Mas como le fué después bien se enteró él: va en seguida.