a 4 millas (leguas) de un pueblo, nos convencimos que teníamos que guardarnos bien de los Karieseba; y esta vez, con ser que estábamos en tanta escasez de bastimento, tuvimos sin embargo que caminar un poco más en busca de comida, pero no pudimos contener a 2 de nuestros compañeros, que a pesar de nuestro buen consejo se metieron en el pueblo; les prometimos pues esperarlos, lo que allí también se cumplió. Pero ni bien entraron ellos al pueblo fueron muertos y comidos en seguida. ¡Quiera Dios apiadarse de ellos! Amén.
Después de esto se nos presentaron estos mismos Indios en número como de 50 hombres a distancia de 30 pasos; traían puesta la ropa de los Cristianos y se pararon y platicaron con nosotros; pero es costumbre entre estos Indios, que si alguno se para á pocos pasos de su enemigo y platica con él, nada de bueno le está urdiendo. A esto cuando lo advertimos, nos preparamos lo mejor que pudimos con nuestras armas y les preguntamos a donde habían quedado nuestros compañeros, allí dijeron ellos que estaban en su pueblo y que nosotros también deberíamos pasar allá; mas nosotros no lo quisimos hacer, porque bien les conocimos la mala intención. En seguida nos hicieron disparos con sus arcos, pero no nos resistieron mucho tiempo, sino que dispararon a su pueblo y al punto trajeron de allí hasta unos 6.000 contra