La Argentina Manuscrita

Capítulo XII

De la y necesidad que padeció toda la armada

Sabido por el suceso y desbarate, con la muerte de su y de los demás que fueron en su compañía, recibió tan grande sentimiento, que estuvo a pique de perder la vida, y más con un acaecimiento y desastre de haber hallado muerto en su cama al , de cuatro o cinco puñaladas, sin que se pudiese saber quién lo hubiese hecho: aunque se hicieron grandes diligencias, prendiendo muchos parientes y amigos de , con los cuales sucesos, y hambre que sobrevino, estaba la gente muy triste y desconsolada. Llegó a tanto extremo la falta de comida que había, que solo se daba ración de seis onzas de harina, y esa podrida y mal pesada: que lo uno y otro causó tan gran pestilencia, que corrompidos morían muchos de ellos. Para cuyo remedio determinó enviar al capitán con una nao a la costa del , en busca de alguna comida. Y salido al efecto, hizo su jornada, y por otra parte despachó 200 hombres con a que descubriesen lo que había el río arriba, nombrándole por su teniente general.

El cual salió en dos bergantines y una barca, llevando en su compañía al y a otros caballeros, con orden de que dentro de cuarenta días le viniesen a dar cuenta de lo que descubriesen, para que conforme su relación, ordenase lo más conveniente. Pasados algunos días, estuvo cuidadoso de saber lo sucedido, cumplido ya el término de los cuarenta días y otros más; lo cual le causó notable pena, y más, viendo que cada día iba creciendo más la pestilencia, hambre, y necesidad. Con que determinó irse al , llevando consigo la mitad de la gente, que allí tenía, a proveerse de bastimentos, y con ellos volver y proseguir su conquista, (aunque a la verdad su intento no era este, sino de irse a Castilla, y dejar la tierra). Para lo cual con gran prisa hizo aparejar los navíos que había de llevar; y embarcada la gente necesaria para el viaje, aquella misma noche llegó antes del partirse; haciendo gran salva de artillería con gran júbilo, por haber hallado cantidad de comida y muchos indios amigos que dejaba de paz, llamados y , en el , a donde dejó al con cien soldados en su compañía.

Con este socorro, y la buena nueva que de la tierra tuvo, mudó de parecer , y determinó ir en persona a verla, llevando en su compañía la mayor parte de la gente con algunos caballeros,

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La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. https://n2t.net/ark:/69774/rgm2020. CC BY 4.0