La Argentina Manuscrita

que lo que le convenía, era componer su alma y disponerse a la muerte, y dejarse de casamientos, porque no era tiempo de estas cosas; con otras palabras desenvueltas y libres, como de personas que estaban llenas de pasión. Lo cual visto por él, acudió a lo que debía al ser de cristiano y de caballero, ajustando su conciencia. Legitimó a sus hijos, don y don , Doña y Doña , los cuales hubo en uña noble señora llamada Doña , con quien casó en el artículo de la muerte; mandando a sus hijos fuesen siempre leales servidores del Rey, que en ningún tiempo fuesen contra él.

Acabado esto, le sacaron al cadalso, rodeado de gente armada, que estaba a la puerta del capitán ; donde con gran lástima de los que le vieron, por ser un caballero venerable y de tanta calidad, fue muy llorado. Y él, con un semblante grave y sosegado, habló a todos los circunstantes, dando algunas satisfacciones de haber venido a aquel punto, atribuyéndole a justo juicio de Dios, por haber en tal día como aquel, muerto en España a su , a los criados de su casa, y a un clérigo, compadre y capellán suyo, por falsas sospechas que de ambos tenía; y así, dijo permitía Dios Nuestro Señor pagase esto con su muerte, por mano de otro su compadre, que lo era el verdugo, llamado el Sardo, por ser natural de Cerdeña.


Capítulo IX

Cómo el capitán despachó a España a , y de cómo se perdió; y vuelta del General

Luego que fue electo, mandó aderezar una carabela para despachar en ella a Castilla, con la elección de su nombramiento, a ; y proveído lo necesario con toda diligencia, le encargó sus negocios, en cuya compañía también iba y otras personas de satisfacción.

El cual, este mismo día del año de 1548, salió del puerto, y bajando por sus jornadas, iba en su conserva un bergantín en que iba hasta la isla de . Y saliendo del , atravesando el golfo de Buenos Aires para la , dejando a una mano la de , para de allí entrar en el ancho mar; y despedidos los unos de los otros, se fueron por la canal que va a salir al puerto de Maldonado, donde aquella noche les sobrevino una tan gran tormenta, que dio con la carabela en una encubierta laja, que está en la misma canal, que hoy llaman la ,

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La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. https://n2t.net/ark:/69774/rgm2020. CC BY 4.0