La Argentina Manuscrita

, por haberse perdido en ella, pocos años ha, un navío de esta nación que corría aquella costa. Por manera que la carabela, que estaba encallada sobre las peñas, se abrió por los costados, y entraba tanta agua por ellos, que no podían agotar: no cesando en todo este tiempo la furiosa tormenta.

Recelando todos la perdición que tan cercana tenían, acordaron desamparar el navío, y salirse a tierra firme, al peligro y riesgo de venir todos a poder de los indios de aquella tierra, que son los , crueles y bárbaros. Para poderlo hacer, cortaron el mastelero mayor, y con tablas y maderas hicieron una gran balsa juntamente con el batel, para que pudiesen atravesar aquel brazo y salir a tierra. Y cesando un poco la tormenta, tuvieron lugar de poderlo hacer y tomar la costa, adonde luego acudieron los indios que corren por toda ella; y haciendo un reparo entre el río y la barranca, se pudieron guarecer de la furia de ellos. Caminando aquella noche por la costa arriba en busca del bergantín, dieron en unas lagunas, en que pasaron mucho trabajo para atravesarlas a nado; y aquella misma noche sobrevino de la parte del Sud otra mayor tormenta que la pasada, que desencalló la carabela de donde estaba, y dio con ella hecha pedazos en aquella costa, con la cual esta misma noche vinieron a topar con gran espanto y admiración de todos.

Cerca del día prendieron dos indios pescadores, de quienes supieron de cómo el bergantín estaba recogido en una caleta, dos leguas adelante; y por darle alcance, salió luego con un compañero a dar aviso de lo que pasaba: por manera que con esto fue Dios servido poder tener embarcación en que volverse todos a la , como lo hicieron, al tiempo que el general había ya vuelto de la jornada: y como en el capítulo pasado referí, todo el campo le había tornado a reconocer por superior, y pedídole perdón los culpados de la desobediencia pasada. El cual, habiendo llegado cuatro leguas de la , le salieron todos a recibir, reconociéndole por su General y Justicia mayor, sin que el capitán fuese parte para otra cosa. Y así determinó salirse luego del pueblo con todos sus amigos, no le osando aguardar ni resistir en aquel puesto. Y entrándose por los pueblos de indios del , y tierras del , se hizo fuerte.

No mucho después llegaron a la el capitán , y , que venían del , de aquel despacho que hizo al presidente : los cuales volvían muy aderezados de vestidos, armas y otros pertrechos

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La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. https://n2t.net/ark:/69774/rgm2020. CC BY 4.0