La Argentina Manuscrita

llegado, le arreció la enfermedad, y viéndose muy agravado, dispuso las cosas de su conciencia en la mejor forma que pudo; y recibiendo los sacramentos de Nuestra Santa Madre Iglesia, con gran dolor y arrepentimiento de sus pecados, murió dentro de siete días, teniendo en su cabecera, al Obispo y otros sacerdotes y religiosos, que le ayudaban: haciendo todo el pueblo tanto sentimiento, así grandes como pequeños, que parecía hundirse; porque, además de que los españoles lo aclamaban, los indios naturales no les eran inferiores, diciendo a voces: "ya se nos ha muerto nuestro amado padre, y quedamos todos huérfanos". Por manera que sus mismos émulos y contrarios le lloraban con mayor sentimiento de lo que se puede contar, por la falta grande que a todos hacía. Dejó en el gobierno de esta provincia a , su yerno; el cual, luego que el Gobernador murió, se recibió por tal en el cabildo y ayuntamiento, con mucho gusto y aplauso de todos, por ser un caballero muy honrado, afable, discreto y bienquisto de todos. Y así con mucho cuidado procuró de su parte dar todo favor a los efectos comenzados del Gobierno, y a los capitanes y pobladores; despachando sus cartas y recados de lo que convenía, y se debía hacer, ofreciéndoles todo el socorro y ayuda necesaria. Aunque el capitán no aceptó de buena voluntad estos ofrecimientos, con ánimo de exceder de la instrucción que le había sido dada por el Gobernador; lo cual entendido de los soldados de su campo, donde, como dije en el capítulo pasado, estaban determinados de volver a los , vino a término de grandes diferencias y motines; hasta que la mayor parte de la gente, que estaban ya de él divididos, te hicieron un requerimiento, que por ser el propósito de esta historia lo pongo en este lugar, que es el que sigue: "Los vecinos y moradores de la ciudad de la , y las otras personas que de ella salimos para la población de la provincia de los , en voz, y en nombre de los ausentes y heridos que aquí no parecen, por los cuales, a mayor abundamiento, prestamos voz y caución, por serio de yuso contenido, en servicio de Dios Nuestro Señor, y de Su Majestad y bien general de este campo, en la forma que más en derecho haya lugar, pedimos a vos, Bartolomé González, escribano público y del número de esta ciudad y provincias del , nos deis por fe y testimonio, en manera que haga fe, lo que en este nuestro escrito pedimos y requerimos al muy magnífico Señor Capitán que está presente; que como ya Su Merced sabe, y a todos es notorio, como por

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La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. https://n2t.net/ark:/69774/rgm2020. CC BY 4.0