acuerdo y parecer del Reverendísimo Señor don , Obispo de estas provincias, y de los muy magníficos Señores Oficiales reales de Su Majestad que residen en la dicha ciudad de la , el ilustre Señor Gobernador , le dio comisión y facultad para que saliese a poblar las provincias de los , y por su merced aceptada, nos ofrecimos con nuestras personas, armas y hacienda a servir a Su Majestad en tan justa demanda, como más largamente se contiene en los testimonios y capitulaciones que se hicieron, a que nos referimos. En razón de lo cual, por servir a Dios Nuestro Señor y a la real Majestad, fuimos movidos de salir de la dicha ciudad de la con el dicho Señor Capitán en nuestros navíos y canoas, con armas, municiones y caballos e indios de nuestros repartimientos, con todas las demás cosas necesarias para el sustento de la dicha población. Y habiendo navegado por el río del Paraguay, después de muchos trabajos, muertes, pérdidas y desgracias, llegamos con Su Merced a los dichos , y , a los veinte y nueve días del mes de Julio del año próximo pasado de 1557, donde creímos se hiciera dicha población; y después de vista y considerada la tierra, y el tiempo estéril, y necesidades que se representaron por acuerdo y parecer que el dicho Señor Capitán tomó, fue dispuesto se buscase sitio y lugar conveniente, para el sustento y perpetuidad de esta población. Y así salió, con este intento, con toda la armada por fin del mes de agosto, dejando en el dicho puerto quince navíos, ocho anegados y siete varados, y con todas las canoas y demás pertrechos que se traían, y cantidad de ganado mayor y menor en confianza: y recomendado todo a los , por la satisfacción y antigua amistad que con ellos se ha tenido; y puestos en camino con diversos sucesos, llegamos al pueblo de