principal de aquella tierra, llamado Curupiratí. Los cuales, convocando a todos los indios de la provincia a que tomasen las armas y se rebelasen contra los españoles, diciéndoles contra ellos muchas libertades y menguas, vinieron todos los indios a poner en efecto esta rebelión comenzando al descubierto a apellidar libertad y guerra sangrienta contra los españoles, haciendo alguno asaltos en los pueblos más circunvecinos que no eran de su parecer. Movió a esa gente a esta novedad (que no lo es para ellos, tomar las armas todas las veces que ven la ocasión) el haber traído de aquella entrada que hicieron con , gran suma de flechería enherbolada, de que aquella cruel gente, llamada los Chiquitos, usaba, de la cual los de esta provincia habían recogido y guardado lo que habían podido haber para sus fines contra los españoles; y vueltos a sus pueblos de la jornada, mostraron por experiencia a los demás, el venenoso rigor de aquella yerba, de cuya herida ninguno escapaba, ni hallaba remedio ni triaca contra ella. Y así se animaron a declararse contra los españoles, matando algunos que andaban por la campaña; para cuyo remedio procuró el Gobernador despachar algunos principales indios de confianza, a que aquietasen los tumultos y revoluciones de la provincia: los cuales no siendo parte a repararlo, dieron vuelta a la ciudad, dando cuenta de lo que pasaba; y que iba tan adelante el negocio, que hasta los circunvecinos y conjuntos a la ciudad, estaban movidos a la rebelión. Por lo cual mandó luego apercibir a todos los encomenderos y vecinos, y a otros muchos soldados nuevamente venidos, señalando los capitanes y oficiales necesarios, con los cuales salió por fin del año de 1559: y puesto en campaña con 500 soldados y más de 3000 indios amigos de los , y 400 Guaycurús, repartió la gente en dos partes; la una tomó el Gobernador para sí, y la otra dio al contador para que entrase por la parte del Acay, y él se fue por los Acaraibá, en cuya comarca se habían de juntar y plantar el campo, para de allí hacer sus correrías y acometimientos a las partes donde fuese más necesario. Y con este acuerdo se fueron por los términos y lugares de sus partidos, sin hacer más efecto que pasar de tránsito, por estar todos los pueblos despoblados: estando toda la gente retirada en las montañas más ásperas de la tierra, aunque la gente de guerra quedaba siempre a la mira puesta en campaña. Y por parecer al enemigo que no convenía se juntasen los dos campos, dieron dos días en cada uno una alborada; y acometidos de gran multitud de indios, resistieron los nuestros con mucho daño de ellos, aunque con muerte