La Argentina Manuscrita

batalla, con las municiones, mujeres y demás gente que no era de pelea; guarnecido con muy buena arcabucería, llevando los nuestros conocida ventaja, aunque muchos muy heridos. Y apretando la pelea con valor, comenzaron a huir los enemigos repentinamente, sin que los nuestros pudiesen entender la causa; dejando el campo por nuestro, hasta que de ellos mismos se supo, que la causa de su huida fue el no poder resistir al furor y denuedo de un caballero, que lleno de resplandor, con tal velocidad los alanceaba, que no parecía sino un rayo. Túvose por cierto que aquel caballero y socorro fue el apóstol Santiago, o el bienaventurado San Blas, patrón de aquella tierra; y como quiera que fuese, el socorro fue del Altísimo Dios, que no permitió pereciese allí aquel buen pastor con sus ovejas, dándoles victoria de más de 10000 indios. Lo cual sucedió a 12 de noviembre de 1568. Y por todo aquel camino adelante, siempre tuvieron los nuestros reencuentros con los enemigos; y aunque siempre salieron con victoria, y llevaban estos en la cabeza, no por eso dejaron de seguir la armada, armándola cada día mil celadas, y dándola continuos rebatos, hasta que llegaron a un río que llaman de Jejuí, 24 leguas de la , donde fueron saliendo algunos indios de paz. De allí dieron aviso a la ciudad, pidiendo algunas barcas y canoas en que pudiesen bajar, como en efecto se hizo; echando el General por tierra la gente más suelta, con los caballos y demás ganados, hasta tomar el puerto tan deseado. El capitán Juan de Ortega con los demás caballeros de la república, recibieron con mucho aplauso al Obispo y General, aunque entre los dos venían muy discordes, puesto que por entonces lo disimulaban; pero no pudieron dejar de manifestar lo que tenían encerrado en sus pechos, como se dirá en el discurso adelante. Luego que llegó el General mandó juntar a cabildo, y sin desarmarse ni descansar un momento, se hizo recibir al uso y ejercicio de su oficio, con que por entonces quedó en pacifica posesión del gobierno, que fue al principio del año de 1569; nombrando por su lugarteniente a , y por alguacil mayor de provincia al capitán Pedro de la Puente: acudiendo en todo lo demás a las cosas de la república, como convenía al real servicio; como más largamente se dirá adelante.


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La Argentina Manuscrita. ISSN 1668-0001. https://n2t.net/ark:/69774/rgm2020. CC BY 4.0