Relación de un viaje al Río de la Plata

y de allí por tierra al Perú con observaciones sobre los habitantes, sean indios o españoles, las ciudades, el comercio, la fertilidad y las riquezas de esta parte de América

La región del norte del es de gran extensión, habitada tan sólo por salvajes, llamados . La mayor parte de las islitas diseminadas a lo largo del río y las playas, están cubiertas de bosques infestados de cerdos salvajes. Desde el arriba hasta el , lo mismo que desde dicho cabo hasta San Pablo, limítrofe con el Brasil, las costas están deshabitadas, aunque el país, especialmente a lo largo del río, parece ser muy bueno, atravesado por arroyuelos que bajan de los cerros hasta las llanuras. Los españoles se establecieron allí al principio, pero después se trasladaron a Buenos Aires, a causa de las dificultades que presentaba el cruce del para ir al .

Desembarqué con frecuencia más allá del , pero nunca me interné más de tres cuartos de legua hacia el interior. Se ven pocos , ya que tienen sus viviendas bastante lejos, hacia el interior. Aquellos con quienes me encontré eran bien formados, gastaban largos cabellos y muy escasa barba; no vestían más que una gran piel, formada de pequeños trozos unidos, que les colgaba desde el cuello hasta los talones, y un pedazo de cuero bajo los pies, atado con tiras a los tobillos. Como adorno usan en la cabeza una vincha de género,

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