Relación de un viaje al Río de la Plata

y de allí por tierra al Perú con observaciones sobre los habitantes, sean indios o españoles, las ciudades, el comercio, la fertilidad y las riquezas de esta parte de América

desembocadura del , donde mantienen una guardia; no hay sino dos cañones de hierro montados, de a tres. Este domina el lugar donde atracan las barcas para desembarcar las mercaderías o cargarlas, estando sujetas a la visita de los oficiales del bastión mientras cargan y descargan.Las casas del pueblo están hechas de barro, porque hay poca piedra en todas estas regiones hasta el ; están techadas con paja y cañas y no tienen pisos altos; todas las habitaciones son de un sólo piso y muy espaciosas; tienen grandes patios y detrás de las casas amplias huertas, llenas de naranjos, limoneros, higueras, manzanos, perales y otros frutales, con abundancia de hortalizas, zapallos, cebollas, ajo, lechuga, y habas; y especialmente sus melones son excelentes, pues la tierra es muy fértil y buena. Viven muy cómodamente y a excepción del vino, que es algo caro, tienen en abundancia toda clase de vituallas, como ser carne de vaca y ternera, de carnero y venado, liebres, conejos, gallinas, patos, gansos silvestres, perdices, palomas, tortugas y toda clase de aves silvestres, y tan baratas que se pueden comprar perdices a un penique la pieza

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  • 2024 Relación de un viaje al Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0