otra clase de venas en la tierra, que llaman Paillaco, que son duras como una piedra, del color de la arcilla, que eran despreciadas hasta ahora, y como lo ha enseñado la experiencia desde entonces, no eran tan despreciables como se suponía, desde que a poco costo se puede extraer plata de ellas, de modo que no es inconsiderable el provecho que rinde el trabajo. Además de las minas de esta montaña, hay muchas otras en la región, a gran distancia, que son muy buenas: entre otras las de Lippes, de Carangas y de ; pero las de , que han sido descubiertas últimamente, son las mejores.
El no obliga a que alguna de estas minas sea trabajada por su propia cuenta, sino que las deja a las personas que hagan el descubrimiento, las que quedan como dueñas de ellas después que el Corregidor las ha visitado, declarándolas propietarias, bajo las acostumbradas condiciones y privilegios. El mismo Corregidor describe y señala la superficie de terreno en el cual les está permitido abrir las minas al exterior, cosa que no hace para limitar o restringir el trabajo subterráneo, pues todo hombre tiene libertad para seguir la vena