Relación de un viaje al Río de la Plata

y de allí por tierra al Perú con observaciones sobre los habitantes, sean indios o españoles, las ciudades, el comercio, la fertilidad y las riquezas de esta parte de América

no pasan de 2200 a 2300. Los traen y los ponen en un gran cercado, situado al pie de la montaña, donde el Corregidor hace distribución de ellos a los conductores de las minas, de acuerdo con el número que necesitan; y después de seis días de trabajo constante, el conductor los trae de vuelta al mismo sitio el sábado siguiente, donde el Corregidor hace hacer una revista de todos ellos, para que los propietarios de las minas les paguen los jornales que les están señalados y para ver cuántos de ellos han muerto, para obligar -a los a suplir los que faltan, porque no pasa semana sin que mueran algunos, ya sea a causa de los diversos accidentes que ocurren, como ser el desprendimiento de una gran cantidad de tierra o la caída de piedras, o por las enfermedades y otras contingencias. En ocasiones los molestan mucho los vientos que se encajonan en las minas, el frío de los cuales, unido al que hay en algunas partes de la tierra, los enfría excesivamente, y salvo que mastiquen coca, que los calienta y embriaga, les resultaría intolerable. Otra de las molestias que sufren es que en otros sitios los vapores sulfurosos y minerales

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  • 2024 Relación de un viaje al Río de la Plata. ISSN 1668-0001. CC BY 4.0