habían conseguido allí, y también para restablecer allá las cosas en forma, fortificando las guarniciones y armándolas mejor de lo que habían estado en tiempos pasados, para que en el futuro pudieran estar en condiciones de resistir a los extranjeros e impedir su desembarco y comunicación con el país. Poco después de nuestra llegada, , el capitán de nuestro barco, recibió una orden de la corte de España de ir a Madrid, para informar al Consejo de Indias acerca de las condiciones cómo halló y dejó las cosas en Buenos Aires. Estaba deseoso de que yo lo acompañara allá, cosa que hice. Tan pronto como llegamos a Madrid entregó los memoriales, no sólo de todo lo que había observado en el , sino también acerca de los medios que se podrían usar para lograr que los extranjeros tuvieran menos idea de comerciar allí: y lo primero era mantener dos buenos buques de guerra a la boca del río, para disputar e impedir el paso de tales buques mercantes que trataran de ir hasta Buenos Aires; en segundo lugar, enviando cada año dos barcos cargados con todas las cosas que los habitantes de esas regiones necesitan; porque estando así suficientemente abastecidos, no tendrían ocurrencia de favorecer el desembarco y entrada de extranjeros, cuando llegaran allá. Más todavía, hizo una propuesta
Relación de un viaje al Río de la Plata
y de allí por tierra al Perú con observaciones sobre los habitantes, sean indios o españoles, las ciudades, el comercio, la fertilidad y las riquezas de esta parte de América
