Al fin a a ques tas da mas el Te nien te
las pren de y les to mó sus con fe sio nes
des pués to do se hi zo bue na men te
aun que hu bo de es te ca so in for ma cio nes
al tris te sin o re ja mal pa cien te
le die ron por con cier to diez ra cio nes
De cí a un men te ca to que mu je res
po dí an mu cho más que los ha be res
Es tan to su po der y ma ña fuer te
que to do el mun do tie nen ya ren di do
pro cu ran de to mar pri me ra suer te
a su gus to del bien más co no ci do
ham bre ni des ven tu ra ni la muer te
con tras tar su po der nun ca han po di do
Mi rad lo que en la is la pa de cie ron
y al fin to das con vi da es ca bu lle ron
Es cier to de no tar su gran ven tu ra
con ser un dé bil ser tan im per fec to
Cuan to hoy tie ne cria do la na tu ra
las mu je res lo tie nen muy su je to
De cid no es de llo rar tal des ven tu ra
que rin dan las mu je res al per fec to
al sa bio al ne cio al po bre y al que es ri co
al Rey y ca ba lle ro y pas tor ci co
Al fin, a aquestas damas el Teniente
las prende, y les tomó sus confesiones;
después todo se hizo buenamente,
aunque hubo de este caso informaciones;
al triste sin oreja mal paciente
le dieron por concierto diez raciones.
Decía un mentecato que mujeres
podían mucho más que los haberes.
Es tanto su poder y maña fuerte,
que todo el mundo tienen ya rendido,
procuran de tomar primera suerte
a su gusto del bien más conocido;
hambre, ni desventura, ni la muerte
contrastar su poder nunca han podido.
Mirad lo que en la isla padecieron,
y al fin todas con vida escabulleron.
Es cierto de notar su gran ventura
con ser un débil ser tan imperfecto.
Cuanto hoy tiene criado la natura,
las mujeres lo tienen muy sujeto.
Decid, no es de llorar tal desventura,
que rindan las mujeres al perfecto,
al sabio, al necio, al pobre y al que es rico,
al Rey y caballero y pastorcico.
Al fin, a aquestas damas el teniente
Las prende, y les tomo sus confesiones:
Despues todo se hizo buenamente,
Aunque hubo de este caso informaciones:
Al triste sin oreja mal paciente
Le dieron por concierto diez raciones.
Decia un mentecato, que mugeres
Podian mucho mas que los haberes.
Es tanto su poder y maña fuerte,
Que todo el mundo tienen ya rendido,
Procuran de tomar primera suerte
A su gusto del bien mas conocido:
Hambre, ni desventura, ni la muerte
Contrastar su poder nunca han podido.
Mirad lo que en la isla padecieron,
Y al fin todas con vida escabulleron.
Es cierto de notar su gran ventura
Con ser un débil ser tan imperfecto:
Cuanto hoy tiene criado la natura,
Las mugeres lo tienen muy sujeto.
Decid, no es de llorar tal desventura,
Que rindan las mugeres al perfecto,
Al sábio, al necio, al pobre y al que es rico,
Al Rey, y caballero y pastorcico.