distribuidas entre varios comerciantes, quienes las transportaron a diversos puntos para venderlas.Cuando terminamos la venta de todas nuestras mercaderías, se hizo una declaración exacta entre todos los que tenían intereses en el barco, tanto de los gastos como de las ganancias de este viaje, acerca de cuyo detalle no me ocuparé. Solo diré, para dar de ello una idea en globo, que los gastos consistían primero en doscientas noventa mil coronas, empleadas en adquirir las mercaderías con las cuales fue cargado nuestro barco en Cádiz y en pagar los derechos de exportación desde España; 74.000 libras por el flete del buque durante diecinueve meses, a razón de 3.200 libras por mes; 43.000 libras más por el pago de setenta y seis marineros, grandes y pequeños, por ese mismo tiempo, a razón de diez coronas por mes, uno con otro; treinta mil coronas gastadas en abastecer el buque durante ese tiempo, tanto para la tripulación cuanto para los pasajeros, ya que hay que hacer muy buenas provisiones, porque en esos largos viajes más allá de la línea, los marineros deben tener buena alimentación y los pasajeros deben tener mucha abundancia de confituras, buenos licores y otras cosas costosas. Dos mil coronas más por los derechos de entrada a Buenos Aires y en presentes para los oficiales de la plaza; y mil coronas de derechos de aduana al salir de allí: más en gastos, impuestos y fletes
Relación de un viaje al Río de la Plata
y de allí por tierra al Perú con observaciones sobre los habitantes, sean indios o españoles, las ciudades, el comercio, la fertilidad y las riquezas de esta parte de América
